El Barça amarra el campeonato de invierno con otro 0-1

El Barça se llevó el derbi contra un Girona que cada vez está más cerca de darle un susto. 0-3 ganó en 2017, 0-2 venció en 2019 y esta vez le bastó un 0-1 con el sufrimiento de todo el curso. Sin Lewandowski y con Dembélé herido a las primeras de cambio, el partido tuvo su dialéctica en la meta y en los aciertos en las sustituciones. Ganó el equipo que lleva 14 partidos con la meta a cero al conjunto al que todos los rivales le marcan como insignificante un gol. Gazzaniga no es Ter Stegen. El cancerbero argentino dejó una pelota muerta en el dominio y Pedri la embocó. Mientras el portero teutónico sigue con su gran destello de imbatibilidad. Como en el Metropolitano y contra el Getafe en el Camp Nou, el líder se ha abonado al 0-1.

El fútbol es caprichoso, rebuscado, de destino enrevesado. El día próximo a su gran partido contra la Positivo Sociedad en la Copa, todo le salió torcido a Dembélé. Empezó perdiendo balones comprometidos y acabó herido y pidiendo el cambio por un tema muscular. A posteriori del nuevo, espectacular y casi valentísimo Dembélé, regresó el extremo de los viejos tiempos. Corría el minuto 22 cuando el francés se lanzó la pelota larga para pasar a Arnau y en la carrera por la pandilla notó un reventón en el muslo izquierdo.

Pronto se quedaba el líder sin su ludópata más desequilibrante en una tarde donde aún Lewandowski, su pichichi, seguía sancionado (por posterior partido), como Ferran Torres.

Con Memphis vendido al Corpulento en este mercado de invierno, el único punta que quedaba en el banquillo era el lozano Alarcón. Así de enmarañado puede ser el presente.

Optó Xavi por dar continuidad a la idea de los cuatro centrocampistas de los partidos grandes y fue Pedri quien entró por Dembélé. El Barcelona logró instalarse en campo contrario gracias a una gran presión adhesión y una defensa muy adelantada, con Eric Garcia y Araújo como centrales. No son Bernardo, Juanpe y Oriol Romeu los jugadores más indicados para sacar el balón jugado y de eso se quisieron rendir los locales, que tenían acertadamente estudiado al rival.

Sin incautación, los blaugrana estuvieron espesos y se llegaron a desesperar en la primera parte, con pocas ideas y muchas dificultades en la creación. Raphinha, tantas veces enfadado por creer merecer más minutos, no apareció. Es más el Barça solo creaba peligro en recuperaciones, señal que estaba, eso sí, acertadamente aposentado. Ansu Fati estuvo más cómodo provocando errores que finalizando, más participativo que efectivo. El canterano robó la cartera al cancerbero Gazzaniga pero Dembélé, ayer de lesionarse, no supo aprovecharlo. En otra recuperación el disparo de 10 se fue en lo alto y en la tercera vio la amarilla por chocar por el suelo con el meta del Girona, que no sufría del mismo modo, o precisamente por eso, que los visitantes no carburaban.

Mientras al Barça se le notaba agarrotado, el Girona se mostró descarado cuando podía salir. Igual Riquelme regateaba a dos que intentaba un túnel a Frenkie de Jong como que Taty Castellanos se inventaba un remate de chilena que salió adhesión. La ocasión más clara fue de Couto, que se resbaló en el dominio al recortar a Marcos Alonso, y solo pudo forzar un córner.

En la media parte, Xavi intervino para dar más profundidad a la pandilla izquierda, la que se había quedado huérfana con el reventón de Dembélé. Pese a que descansaba Balde había seleccionado a Marcos Alonso, recién renovado, que no dio mordiente a los blaugrana. Eso cambió con la entrada de Jordi Alba, una restructuración que acabó siendo trascendental.

Subió una marcha el Barça, que quería entrar mucho más por las bandas, y lo acusó el Girona. Raphinha, De Jong y Alba pusieron varios centros laterales que obligaron a Bernardo y Juanpe a esforzarse. Por primera vez se vio al equipo de Míchel necesitado. Y el paso delante barcelonista tuvo premio en la enésima buena presión.

El Barça robó la pelota en la pandilla derecha con De Jong y la movió rapidísima hasta la izquierda, donde Ansu Fati abrió para la incursión de Alba. El pegado metió un centro incisivo por debajo, Gazzaniga lo tocó pero no se lo quedó y la pelota suelta la pescó Pedri en un gol muy parecido al de la final de la Supercopa y al del Getafe. Es el sexto tanto del canario, que cumplía 100 partidos de blaugrana. Como frente a los madrileños, el 8 dio el triunfo mientras el Girona seguía sin dejar su puerta a cero, asignatura irresoluto durante todo el curso.

Pero el Barça, al que los cambios habían sentado muy acertadamente, volvió a las andanzas. Una vez más cedió contorno, la iniciativa y la pelota y prefirió sufrir y confiarse a Ter Stegen, poco que siempre da resultado. Se envalentonó Montilivi con los cambios ofensivos de Míchel. Pero curiosamente los relevos que entraron de refresco no materializaron las ocasiones. Tuvieron el gol Toni Villa (el primero que obligó a detener l cancerbero teutónico), Iván Martín (falló estrepitosamente en el dominio pequeña), Stuani (no llegó por poco de inicio) y hasta Valery (en una equivocación mal defendida por el Barça) y nadie de ellos acertó. El Barcelona se está aferrando a 0-1 para ser líder, un campeón de invierno por la mínima.

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