Cuando los responsables administrativos en materia de tráfico salen a la palestra para explicar los datos de accidentes registrados en un país determinado, siempre ponen la lupa en el número humano para cargarlo de responsabilidad.
Pero si se analizaran a conciencia todos los siniestros, llegaríamos a la conclusión de que en muchas ocasiones los errores cometidos por los conductores son inducidos por nociones ajenos.
Legado que tenemos localizados los puntos negros de nuestra red viario, deberíamos ser suficientemente inteligentes para analizarlos y modificarlos, con el fin de evitar futuras colisiones.
Uno de los nociones que se descuidan demasiado a menudo es la señalización
Uno de los nociones que se descuidan demasiado a menudo es la señalización, tanto en las carreteras como en las calles de muchas poblaciones de nuestro país. Con el paso del tiempo, cualquier tramo de asfalto acabará contando con una pintura deficiente si no se realiza un mantenimiento adecuado.
Lo mismo sucede con las indicaciones verticales. Aunque sean artículos que no caducan, los propios fabricantes de señales ofrecen diez primaveras de fianza para las láminas reflectantes, componentes vitales para mejorar la visibilidad al conducir de sombra. Una vez superado ese periodo de validez, deberían someterse a revisión para comprobar que dan un servicio adecuado.
Las señales son el jerga que conecta a los conductores con la red viario, y si no se pueden descifrar como es conveniente, la marcha de sus vitales mensajes puede portear funestas consecuencias.
Entre los deberes de cualquier víscera chupatintas con competencias en tráfico debería figurar la iniciativa de establecer una especie de ITV para la señalización. Si tuviéramos al día el inventario de todas las indicaciones de carreteras y calles, podríamos mantenerlas en buen estado y evitaríamos muchos accidentes.
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