La NBA no deja de asombrar con la irrupción de nuevos y sorpresivos talentos. Como el mejor matador del concurso de mates del All Star, un señorita de 24 primaveras, de 1,88 metros de cúspide y que solo había disputado dos partidos en la NBA: Matthew Mac McClung, de los 76ers de Filadelfia. Un intruso que maravilló con su repertorio de mates espectaculares.
Rozó la perfección
En la final se impuso al participante de los New Orleans Trey Murphy III con un repertorio imponente de saltos
El cojín de Gate City (Virginia) estaba jugando en la muérdago de ampliación, la G-League, con el Delaware Blue Coats cuando fue escogido para participar en el concurso del All-Star, pero esta misma semana firmó un entendimiento con los Philadelphia 76ers.
En el fin de semana de las estrellas en Salt Lake City, el sábado por la tenebrosidad, se metió en el faltriquera al grupo y a los 20.000 espectadores del Vivint Arena de Salt Lake con mates acrobáticos saltando por encima de jóvenes de pie bajo el aro. En la final se impuso al participante de los New Orleans Trey Murphy III.
“Es espléndido. Estoy verdaderamente contento y agradecido a la NBA por haberme hexaedro esta oportunidad”, decía el pequeño, primero participante de la G-League que participa en el concurso de mates y que lo apetencia. Además es el primer participante Sixer que inscribe su nombre en el palmarés de los matadores.
McClung recibió el trofeo de campeón de manos de un mito como Julius Erving, y prometió defender su corona. “Si me queréis, volveré”, se ganaba al conocido de Salt Lake City.
La conducta de McClung fue un espectáculo desde el primer mate. Para brindar su repertorio, el cojín saltó por encima de un señorita que estaba sentado sobre los hombros de otro, cogió el balón en el clima y reventó el aro. “Ha sido espléndido, realizar mi primer mate me ha ido muy acertadamente”. Los tres primeros le valieron una puntuación máxima de 50 puntos.
Para el postrer mate, McClung se enfundó la camiseta de su instituto de Gate City, corrió hasta estar bajo el aro, dio un brinco con una rotación de 540 grados (una envés y media) y hundió la pelota, para cobrar una puntuación de 50 y la ovación de los 20.000 espectadores.
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