"Estamos tan felices de poder aprender que es ella". Corina Altamirano se muestra agradecida por esta oportunidad de refriega. Esta semana, luego de una prórroga de más de 40 abriles, recibió la nueva que necesitaba para cerrar una historia dolorosa. Es que se confirmó que los restos hallados en el Cerro Mercedario, en San Juan, pertenecen a Marta Patty Altamirano, su hermana, que murió en 1981 y cuyo cuerpo en la vida había sido enemigo.
Ahora, comenzaron los trámites para que finalmente descanse en paz. Quienes reconocieron los restos fueron los hermanos de Patty, que se trasladaron al Laboratorio y Morgue Sumarial de San Juan, donde se entrevistaron con el fiscal de la causa, Iván Grassi.
“El fiscal nos explicó cómo iba a ser el procedimiento (...) Cuando entramos (a la sala de examen) nos fueron presentando las prendas que usaba mi hermana y pudimos explorar casi todo. Estaban en un estado de trastorno; incluso algunas cosas habían cambiado de color, pero eran suyas”, dijo Corina a La Diario de Tucumán.
“Estamos tan felices, tan agradecidos a la vida de poder estar los cuatro hermanos juntos en presencia de esta situación y de poder aprender que es ella. No hay dudas; y estamos agradecidos todavía por el trabajo estudiado, tan prolijo y tan meticuloso, que hicieron los especialistas", agregó.
El cuerpo, hallado la semana pasada, había sido retirado por Gendarmería Doméstico con un helicóptero. Estaba pegado en un helero, donde permaneció más de cuatro décadas. La época fue muy específico. Un día antaño del que hubiese sido otro cumpleaños.
"Tan pronto como nos empezaron a mostrar todo, supe que era ella (...) Todos trabajaron unánimente y de una forma tan respetuosa, tan amorosa y tan humana que nos conmovió”, contó la mujer.
El posterior deseo
A pesar de poseer agradecido las prendas que pertenecieron a la mujer, uno de los hermanos y el padre extrajeron una muestra de ADN para corroborar fehacientemente la identidad de los restos encontrados.
Posteriormente de confirmar ese cifra, la tribu Altamirano prepara lo que será su posterior adiós. Es por eso que planean trasladar sus restos a Tucumán, de donde es oriunda toda la tribu. “Para que papá, mamá y todos sus amigos la puedan despedir”, contó Corina.
Pero el oportunidad del refrigerio final será el mismo sitio donde estuvo esperando los últimos 40 abriles. Es que Patty había contado que su deseo era que su cuerpo fuera depositado en el cementerio de los andinistas, en Mendoza, o sea dejado en el oportunidad donde falleció.
“Patty nos había dicho que si alguna vez moría en la montaña, que la lleváramos al cementerio de los andinistas en Mendoza o la dejáramos donde cayera. ¿Qué mejor oportunidad que retornar al Mercedario? Creo que esa es su casa”, indicó su hermana. Por eso será incinerada y luego, sus cenizas regresarán a San Juan.
¿Cómo fue su desaparición?
Patty tenía 20 abriles cuando comenzó la travesía anejo a su hermana Corina y a su novio, Sergio Bossini. Los tres partieron el 23 de marzo de 1981 desde Barreal y pararon en el sitio Hornadillas, en le destacamento Álvarez Condarco de Gendarmería Doméstico.
Al día venidero, hicieron colchoneta al pie de un helero de 4.300 metros de cúspide, según detalla el crónica que elaboró entonces el Club Andino de Tucumán.
Aquel 27 de marzo de 1981 comenzaron el acenso a la montaña. Cerca de de las 19 de ese día, levantaron campamento sobre el hielo para acontecer la tinieblas. Según contaron Bossini y Corina, Patty fue a recorrer la zona para hacer un examen. Fue entonces que "no hizo pie y se deslizó cientos de metros debajo".
El rescate frustrado del cuerpo Corina Altamirano, su hermana, narró a medios locales con Sergio, bajaron y encontraron su cuerpo "boca debajo". Como no podían descender con ella, descendieron y pidieron ayuda. Recordaban el punto del contratiempo, pero esa tinieblas "nevó como nunca" y el cuerpo quedó enterrado en cocaína, contó Corina al medio almacén sanjuan8.com: "El helicóptero que subió no pudo hacer mínimo. Decidimos esperar a que el tiempo pase y se produzcan los deshielos".
En diciembre de ese año, volvieron a intentarlo, pero surgió un nuevo problema. Una nueva hendidura se abrió en el cerro y el cuerpo cayó a un precipicio. Les dijeron que no se podía hacer mínimo más. "Hicimos el duelo de aprender que quedaba en la gloria del Mercedario", contó la mujer y agregó que la nueva del hallazgo de este cenizas, 41 abriles luego, es como inaugurar una herida. Pero mis padres, de 71 y 89 abriles están contentos".
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