Tania Álvarez, una personalidad se abre paso en el Madison Square Garden

De repente, una personalidad, una más, recorre las calles de Sant Esteve Sesrovires, pequeño municipio del Baix Llobregat, de 7.800 habitantes, cuyo nombre recorre el imaginario popular.

-A día de hoy, Rosalía todavía es claramente más conocida que yo en el pueblo. Pero a prolongado plazo ya veremos -bromea Tania Álvarez (21).

Y le lanceta un guiñada al entrevistador.

Su villa anda a vueltas con este nuevo referente locorregional, otra zagal con carisma que este domingo se presentaba en presencia de el mundo. Hasta ahora, ninguna mujer de nuestro país había combatido en el Madison Square Garden.

(Y cuando lo piensa, Tania Álvarez se estremece: aquí han peleado Muhammad Alí, Rocky Marciano, Joe Frazier, Evander Holyfield y Mike Tyson. Aquí se han dejado ver Pat Ewing, Wayne Gretzky y Beyoncé).

-Siempre que me entrenaba me visualizaba en el Madison. Intentaba hacerme a la idea de que no debía hacerme pequeñita en ese tablas -decía en las semanas previas. 

Y así ha sido: no se ha amilanado. 

Tania Álvarez no se ha plegado en presencia de Skye Nicolson, australiana, seis abriles longevo, mucho más experimentada, bronce en un Mundial, oro en unos Juegos de la Commonwealth, olímpica en Tokio 2020: ha caído por valentía conforme de los jueces, por 92-98, 93-97, 90-100, pero se ha mostrado como una rival correosa y determinada.

La determinación le viene de serie, aquí no ha habido regalos. Tania Álvarez lleva cinco abriles subiéndose al cuadrilátero, ese espacio de 6x6 que parece amplio pero puede volverse claustrofóbico, aterrador.

Tania Álvarez y Skye Nicolson, durante su combate en el Madison

Tania Álvarez y Skye Nicolson, durante su combate en el Madison 




EFE

Era una pupila revoltosa, cuenta ella, lo era ella y lo era su hermano, y por eso la mamá había dicho baste. "Niños, a hacer deporte". La mamá había escogido el pugilato porque eso es lo que le gustaba al escuincle. La pupila se había ido detrás del escuincle, boxeadora como él. 

Ahora, ya ha sobrepasado al hermano.

Violencia Álvarez, es su apodo.

Hasta ahora, Tania Álvarez permanecía invicta en el circuito profesional. Siete combates, siete victorias. 

Hasta ahora, hasta que se ha cruzado con Nicolson, notablemente superior en el cuadrilátero. Ambas eran zurdas y procuraban sustentar las distancias, pero Nicolson conservaba el centro y lideraba el combate, así casi siempre, aparte en los dos últimos asaltos.

(Para entonces, consciente de su delantera en el resultado, la australiana se había acotado a frenar las acometidas de Álvarez).

El desenlace era doloroso para Tania Álvarez -se le ha chupado el cinturón plateado de la WBC-, pero significa un brinco de calidad en su carrera profesional, profesionalidad que en sinceridad es un procedimiento lingüístico: Tania Álvarez se declara púgil profesional, y pasa decenas de horas semanales en el Estadio Castellbisbal (lo regenta su monitor, Toni Pardo). 

Y sin incautación, todavía toma asiento en su pupitre y estudia un Ciclo Formativo de Porción Superior de Avituallamiento y Dietética online. Y cuando puede, atiende a los clientes en la recibimiento del estadio. Y un día a la semana, limpia una casa.

¿Patrocinadores?

¿Subvenciones?

Vendrán, lo dice todo lo que acaba de conducirse, todo lo que se está hablando de ella. En su villa ya es una personalidad próxima, muy aplaudida.

En los próximos días, los lugareños pasarán por el estadio, a rendirle pleitesía.

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