Matilda, la lectora empedernida de cinco primaveras que protagoniza el célebre tomo de Roald Dahl, ya no lee a Joseph Conrad sino a Jane Austen. Siquiera viaja mentalmente con sus lecturas a la India que cautivó a Rudyard Kipling, sino que prefiere la California de John Steinbeck. Estos son solo algunos de los cambios que la editorial Puffin ha hecho con el célebre tomo del escritor anglosajón.
No es la única lección del autor que ha sufrido cambios en su traducción inglesa. En Charlie y la taller de Chocolate, Augustus Gloop, el nene que adoraba el dulce y cumplió su sueño de sumergirse en una gran piscina de chocolate, ya no es un nuevo “obeso”, sino “enorme”. En Las brujas va un paso más allá y se añade una frase que nunca antiguamente existió. En un párrafo que explica que las protagonistas son calvas debajo de sus pelucas, se dice ahora: "Hay muchas otras razones por las que las mujeres pueden usar pelucas y ciertamente no hay mínimo de malo en eso".
Igualmente destacable es el cambio de rima de la canción que el ciempiés canta en James y el melocotón cíclope. El innovador decía así: “La tía Sponge era terriblemente gorda / Y tremendamente flácida", y "La tía Spiker era flaca como un alambre / Y sequía como un hueso, solo que más sequía". Ahora, los dos versos han sido eliminados y sustituidos por “La tía Sponge era una bruta vieja y desagradable / Y merecía ser aplastada por la fruta", y "La tía Spiker era casi lo mismo / Y merece la fracción de la error".
Estos y otros cuantos cambios, como que Mrs Twit, de Los cretinos, ya no sea “fea y sádico” sino simplemente “sádico”, han sido fruto de un intento de eliminar el estilo ofensivo de algunas de sus obras, publicadas en Reino Unido por Puffin Books, división de Penguin Random House.
Editorial que tiene los derechos en castellano de los libros de Roald Dahl
Manantial Pueril y Lozano especifica que “no se ha hecho ningún cambio en estas ediciones" en castellano
Para esta nueva revisión se ha contado con la ayuda de 'Inclusive Minds', una asociación cuya representación es “derribar barreras y desafiar los estereotipos para asegurar que todos los niños puedan ceder y disfrutar de grandes libros que sean representativos de nuestra diversa sociedad”, tal y como destacan en su página web.
Desde Manantial Pueril y Lozano, editorial que tiene los derechos en castellano de los libros de Roald Dahl y los publica en todo el demarcación de deje hispana, especifican a La Vanguardia que “no se ha hecho ningún cambio en estas ediciones. Delante las noticiero surgidas en el Reino Unido, nuestros editores consultarán si proponen cambios y qué tipo de orientación sugieren antiguamente de hacer cualquier otra manifestación”.
Para esta nueva revisión se ha contado con la ayuda de 'Inclusive Minds', una asociación cuya representación es “derribar barreras y desafiar los estereotipos
Las reacciones no han tardado en ascender. Empezando por el mismísimo Salman Rushdie, quien asegura en su cuenta de Twitter que “Roald Dahl no era un arcángel, pero esto es una censura absurda. Puffin Books y los herederos de Dahl deberían estar avergonzados”. Pero lo cierto es que la Roald Dahl Story Company, que controla los derechos de los libros, es quien ha trabajado mano a mano con Puffin para revisar los textos con la intención de comprobar de que "todos los niños sigan disfrutando de las maravillosas historias y personajes de Dahl", según destacan al Daily Telegraph, el diario que puso por primera vez en evidencia estos cambios.
A quien siquiera ha hecho demasiada elegancia el asunto es a Lola Casas, autora de humanidades de niño y joven y profesora ya retirada de la escuela Camí del Mig, de Mataró, que conoció personalmente al propio Roald Dahl. De hecho, está considerada como una de las grandes expertas del escritor anglosajón y publicó al respecto el tomo Todo Dahl (La Mazmorra).
“Creo que ahora mismo estará revolviéndose en su tumba”, lamenta Casas a La Vanguardia. La docente recuerda por vía telefónica el a veces complicado carácter del escritor. “Conociéndole, no habría permitido que se cambiase ni una coma. Un tomo es un tomo y se tiene que entender en su contexto y en su época. Su estilo igualmente permite ayudar a entender a los niños de hoy en día como era la verdad antiguamente. Protegerlos del estilo o de conceptos como el racismo es solo vendarles los luceros, pero eso no evitará que esos problemas desaparezcan, así que veo más interesante explicárselo y que ellos puedan formar parte de la conversación”.
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