Los móviles son el postre

En la ya larga historia del Mobile World Congress se han conocido teléfonos de todo tipo: pantallas plegables, extragrandes, miniaturas, intentos de regresar a aquellos móviles que solo servían para acentuar... Todo lo que se puedan imaginar (y, en muchos casos, olvidar fácilmente). Pero nunca hasta ahora se había presentado un teléfono que fuese más propio de los artículos gastronómicos de Cristina Jolonch que del compañero de fatigas feriales y habituado en tecnología, Francesc Bracero.

Hablamos del icePhone, un helado de yogur, listón y regaliz que se entrega en una caja como las de los aparatos tecnológicos y cuyo diseño recuerda mucho al teléfono móvil al que prácticamente copia el nombre. No ha provocado colas como las que se forman en la Apple Store de plaza Catalunya cuando se asta un nuevo maniquí, pero ha sido la sensación del Mobile Refrigerio, el acto que reúne el mediodía antiguamente del congreso a los organizadores del MWC, representantes políticos y miembros del ecosistema digital de Barcelona. En total, unas 300 personas en una mezcla de perfiles tan curiosa como el icePhone de marras.

El invento lleva la firma de Rocambolesc, de Jordi Roca, el pequeño de los hermanos Roca, que se han implicado de forma activa en el MWC de este año. Por otra parte de la publicación limitada del helado, que por sus condiciones perecederas difícilmente se podrá encontrar en Wallapop, los Roca asimismo han creado unos bombones que se repartirán esta semana en el stand de la Mobile World Caudal Barcelona internamente del congreso. Han preparado tres gustos diferentes y se entregará uno u otro en función de las preferencias expresadas de forma involuntaria por los participantes en una experiencia inmersiva que hace un itinerario por los olores de Barcelona.







La renovación del MWC permite a Hoffman tomar tranquilo sin que le molesten con ello

Todo ello es la viva demostración de que el Mobile ya es mucho más que teléfonos móviles, como adecuadamente repiten una y otra vez sus organizadores, si adecuadamente al final acaban apareciendo y teniendo su protagonismo, aunque sea en el postre. Así se ha evidenciado en este Mobile Refrigerio con la presencia del presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, la secretaria de Estado de Digitalización, Carme Artigas, y el maestro delegado de la GSMA, John Hoffman, que llega tarde porque tenia una reunión con el familia de máximos representantes de las operadoras telefónicas que forman la patronal organizadora del congreso.

Como si fuera una señal, amoldonado cuando se empiezan a repartir los icePhone entre los asistentes es cuando Hoffman llega a los jardines de Palo Suspensión, donde se ha estrenado esta cita típica del día antiguamente del congreso en la que se expresan los mejores deseos y se come mucho mejor de lo que se hace durante los cuatro días de feria. Por otra parte de los helados de postre, de la propuesta gastronómica se han encargado Tomás Abellán y su equipo del bar Alegría, cuya tortilla trufada y los canelones de la abuela han causado furor cercano a productos de proximidad como la alcacil de El Prat y el anchoa de la atrio de la Barceloneta.

La comida previa al congreso y a la cena de atavío era uno de los sitios en los que las autoridades durante los últimos primaveras agasajaban a Hoffman y los suyos para tratar de convencerles de la privación de firmar la renovación del resolución con Fira de Barcelona. Era hasta incómodo en algunas de las ocasiones más recientes, celebradas en el mercado de la Boqueria. Como el pasado verano se selló la renovación hasta el 2030 con una prórroga cibernética que lo convierte en indefinido, este año Hoffman se ha ahorrado las preguntas y las peticiones, que han mutado directamente en selfies y abrazos.

Aun así, hay quien casi por inercia insiste en marcar nuevas fechas. El candidato a la alcaldía de ERC, Ernest Maragall, acude al acto a posteriori de suceder notorio en una entrevista de la agencia Efe que si es corregidor se compromete a que el congreso se quede en la ciudad más allá del 2030. Mientras tanto, la alcaldesa y los mismos comunes que en el 2015 apostaban por dejar escapar el MWC alaban a Hoffman y se pasan de un móvil a otro el titular de La Vanguardia de ayer en el que la cara visible del congreso instaba a seguir quitando coches de las calles de Barcelona.

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