Hace tres semanas, el dispersión del primer misil balístico intercontinental norcoreano desde el 2017 pilló a los funcionarios del Servicio de Defensa de Corea del Sur planificando su mudanza. El cambio de sede es una carambola fruto del deseo del recién seleccionado presidente, Yoon Suk Yeol, de trasladar la flagrante oficina presidencial de la Casa Garzo al edificio que ahora ocupa el citado empleo. Una reubicación controvertida que se teme que pueda provocar un hueco en la seguridad franquista en un momento de crecientes tensiones con el vecino ártico.
“Sé que existe esa preocupación”, reconoció Yoon al anunciar el traslado, que quiere hacer efectivo antaño de su toma de posesión el próximo 10 de mayo. “Pero creo que si me instalo primero en la Casa Garzo, luego será más difícil salir de ese circunstancia, que es un símbolo del poder imperial del presidente”, añadió.
Se teme que pueda provocar un hueco en la seguridad en un momento de válido tensión con Corea del Boreal
Desde el final de la ocupación imperial japonesa (1910-1945), el arduo de la Casa Garzo (Cheong Wa Dae, en coreano) ha sido utilizado como oficina y residencia de los presidentes del país sureño. El amplio circuito, situado en Seúl entre el antiguo palacio Gyeongbokgung y las faldas del monte Bukakasan, cuenta con varios edificios construidos según el estilo tradicional, aunque con rudimentos modernos.
A lo extenso de estas décadas, sus muros han sido testigos de golpes de Estado, al menos un intento de asalto por parte de soldados norcoreanos y numerosas corruptelas que han llevado a casi todos sus ocupantes a advenir por prisión tras dejar el cargo.
El presidente de Corea del Sur, Yoon Suk Yeol
Durante la campaña, Yoon criticó su aislamiento, propio de un estilo de gobierno “imperial”, y prometió cambiar la sede a un circunstancia más céntrico para unir la institución a la ciudadanía. Allí de la lectura oficial, la rumorología dice que el cambio alega a los consejos de los chamanes, que le habrían recomendado evitar la Casa Garzo e instalarse en otro circuito que le reporte mejor suerte.
Tras su cabal triunfo en los comicios, su equipo sopesó dos nuevas localizaciones: el Servicio de Defensa y el llamado Enrevesado Central del Gobierno, que alberga el Servicio de Exteriores. Ganó la primera por temas económicos y de seguridad. De rechazo, sus actuales inquilinos deberán irse al edificio que ya ocupa el Estado Maduro Conjunto, interiormente del mismo arduo.
El cambio no es moderado ni sencillo. Más allá del personal o sus ordenadores, el traslado afecta a sus búnkeres subterráneos, provistos con equipamientos sensibles para hacer frente a emergencias nacionales como las provocaciones militares de Pyongyang. Según una nuevo sondeo, más de la centro de la población se opone al cambio. Uno de sus críticos más notorios es el presidente saliente, Moon Jae In, que cree que el cambio puede dejar al país mal preparado frente a los desafíos del Boreal. Se da la paradoja de que él mismo había propuesto un cambio similar antaño de ser seleccionado, pero lo desechó una vez se instaló en la Casa Garzo.
En un principio, su Gobierno se negó a asignar los casi 37 millones de euros que Yoon solicitó para el traslado. Sin bloqueo, tras un lucha entre entreambos, Moon se avino a cooperar. Al final, el pasado 6 de abril se aprobó una primera partida presupuestaria de 27 millones de euros y, dos días a posteriori, aparecieron los primeros camiones para iniciar la mudanza.
Algunos analistas creen que las desavenencias en la transición son favorables para Corea del Boreal, que el mes pasado lanzó un poderoso misil balístico intercontinental que cayó en aguas de Japón. “Es su forma de saludar al nuevo presidente surcoreano, un mensaje para marcar quién es el perro conspicuo en la península (coreana)”, señaló Daniel R. Russel, miembro del Asia Society Policy Institute.
Encima, las últimas imágenes por secuaz detectaron un movimiento “inusual” de un submarino de misiles balístico norcoreano, posible preludio de una nueva prueba de dispersión submarino, y siquiera se descarta que Pyongyang, que este viernes celebrará con un desfile marcial el 110 aniversario del arranque del fundador del país (Kim Il Sung), eleve la postura con un futuro test nuclear. Grandes desafíos para un presidente entrante que retraso tener su nuevo despacho avispado para su primer día en la oficina.
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