"Desde el inicio de la Transición, episodios como el de Adolfo Suárez y la crisis de la UCD, el sorpresa de estado del 23-F, los GAL, los atentados del 11-M y algunos otros han suscitado oleadas de libros instantáneos para explicar las claves, pero en el contexto catalán y castellano nadie ha generado lista en la medida y proporción del proceso independentista”. La advertencia que el historiador Joan B. Culla hace a La Vanguardia no es ninguna exageración. Eugeni Giral ha dedicado la última división a recopilarlos y ha contabilizado, hasta hoy, 850.
En febrero del 2019, el economista publicó un inventario de los 525 títulos que había localizado hasta entonces posteriormente de que Muriel Casals, la expresidenta de Òmnium Cultural, le diera la idea de reunir el material relacionado con el procés. El primer medio millar lo ha cedido al Centre Documental de la Comunicació de la Universitat Autònoma de Barcelona, del que es impulsor. El resto igualmente irán allí.
El economista Eugeni Giral será el comisario de una exposición que se inaugurará en el Palau Robert en el 2023
Giral avanza a este diario que será el comisario de una exposición, que se hará a partir de estos volúmenes “para mostrar el efecto”. Se inaugurará en el Palau Robert a inicios del año 2023. El economista ha pedido igualmente a una decena de opinadores de diferentes ámbitos –entre ellos Joan Tapia, Josep Ramoneda, Joan B. Culla o Núria Orriols- que hagan una selección de los cinco libros que cada uno de ellos considera más interesantes sobre el procés, de modo que se configure una registro de las 50 obras básicas sobre la temática y que se presente coincidiendo con la exposición.
Para Culla, el obra que se puede considerar “el precursor de la letras sobre el procés, la avanzadilla al engendro antiguamente incluso que se le bautizara así y que se tuviera conciencia”, es 2014, que Josep-Lluís Carod-Rovira publicó en 2008. El análisis planteaba el paso del independentismo emocional a uno mayoritario y fijaba como horizonte el 11 de septiembre de aquel año, época esencia.
El interés ha caído en picado. Ahora los temas son Rusia, autoayuda, extrema derecha, pandemia...
Los trabajos inmediatamente posteriores se centraban en la consulta sobre la independencia de Arenys de Munt el año 2009 y las votaciones populares y, a partir de aquí en la Asamblea Doméstico Catalana, la producción de documentos a protección y en contra, perfiles de los líderes políticos, la comparativa con los procesos de independencia en otros países, la relación Catalunya-España o incluso novelas con el procés como trasfondo. “La mayoría de los textos son a protección del derecho a lanzarse y de la independencia”, dice Giral que, a la vez, se muestra sorprendido por “la errata de explicaciones de cómo podría funcionar la ‘Catalunya-estat’ que se propone”.
“Es un hecho que durante cinco o seis abriles se vendieron muchos libros sobre lo que llamamos procés, tan solo la dilema de Carles Puigdemont como presidente ya propició la aparición de cuatro libros simultáneos sobre su perfil humano y político”, dice a La Vanguardia el editor de Pòrtic, Josep Lluch, que ha apostado por la temática. Para Sant Jordi llegaron a las librerías Les hores incertes, Dietari de Canonges (Símbol editors) del expresidente Quim Torra, la segunda parte de las reflexiones de su paso por el Palau de la Generalitat; Molts i ningú Embastat de memòries i altres històries (La Campana) de la exconsellera Clara Ponsatí, o Judici a la justícia. Una radiografia de la situació flagrante de la justícia política a Espanya (Roca Editorial) del periodista Iu Forn.
El atractivo, sin bloqueo, va a la disminución. “Hace un año que el interés ha caído en picado”, apunta Lluch. “Ahora los temas se han diversificado: Rusia, autoayuda, extrema derecha, memorias, pandemia, obra mediático, etc. La pugna Catalunya/España ya no despierta interés. La sensación es triple: ya no hay falta que aseverar; los que escriben no son de fiar; lo que ha pasado vale más olvidarlo”.
Coincide el papelero Joan Fàbregues. “La avalancha editorial llegó posteriormente de octubre de 2017 con los testimonios de los hechos, los libros de fotografías del 1-O, los dietarios de los encarcelados o exiliados y el posterior exploración colectivo y durante dos abriles hubo una excitación”. El propietario de La Llar del Llibre de Sabadell explica a este diario que la demanda de este “cuasi-género” les ha hecho ampliar el espacio dedicado a la sección de política y “igualmente hemos aprendido a resolver el desbordamiento del espacio en algunas presentaciones, como en el caso de las del abogado Gonzalo Boye, en las que no se cabía”.
Desde la convocatoria del referéndum de independencia en Escocia del 2014, el soberanismo catalán ha buscado paralelos entre uno y otro casos. La producción editorial generada en torno a los dos procesos, sin bloqueo, ha sido discrepante. “Hay diferencias importantes”, analiza para La Vanguardia, Andrew Dowling. “El mercado del obra anglosajón no tiene la misma tradición a la hora de difundir análisis. La no ficción todavía está fuertemente dominada por la Segunda Pleito Mundial”, dice el profesor de Historia de la Universidad de Cardiff, que añade que durante el referéndum escocés la producción era superior en Edimburgo que en Londres, “un poco como el contraste entre la de Madrid y Barcelona sobre el procés”. En cambio, Dowling ve en los libros sobre el Brexit “el único punto de comparación verdadero” con el caso editorial catalán.
No todo el mundo ha jugado la carta. Edicions de 1984 es de las pocas editoriales catalanas que se ha mantenido al beneficio. “Los libros anteriores al 2017 surgen del acción directa y todavía tienen un argumentario, pero los de posteriormente son fruto del oportunismo comercial”, dice a este diario su editor, Josep Cots. “No nos hemos puesto porque no hemos manido uno exploración descansado de fondo que interesara y, por otra parte, ha parecido que había una prisa para difundir este producto. Algunos han entrado más a fondo en el exploración, pero pocos”.
Por otro flanco, Fàbregues considera que los libreros no pueden escoger porque se encuentran “entre dos mundos, el cultural y el mercantil, y si el primero no pasa por caja, las librerías no se pueden perdurar”. Vende este tipo de libros “para perdurar los otros”. Con todo cree que el engendro puede difundir nuevos lectores si algunos compradores ocasionales “quieren ir más allá” y es una puerta de entrada a otros géneros. “Es un debate similar a lo que había con la novelística de historia a raíz de libros, por ejemplo, como los de Noah Gordon. Si un porcentaje pequeño dio el brinco al análisis o continuó con la ficción ya valía la pena”.
Cots, menos eufórico, muestra su reserva. “La saldo viene motivada por la movilización ciudadana extrema previa al 2017 y por la posterior pobreza de explicación de lo ocurrido y de encontrar una salida”. Por otra parte, apunta que en determinados ámbitos “incluso se ha llegado a proyectar la identificación editorial con este producto y, por lo tanto, con una orientación política, los que hacen y los que no, y eso no es positivo”.
“En perspectiva –sostiene Lluch- algunos títulos ahora hacen reír. Han distorsionado la ofrecimiento de no ficción en catalán porque son una especie de libros como souvenirs. Muchas semanas, prácticamente los diez primeros libros de la registro de más vendidos trataban del procés”. Fàbregues está de acuerdo. A diferencia del existencias policial en que algunos títulos han contribuido a su resurgimiento, como los de Dolores Claro o Carmen Mola, o en la novelística inmaduro hace unos abriles con la clan de Harry Potter, que de best sellers pasan a long-sellers, el papelero cree que los del procés son “libros efímeros que no se reeditarán porque tienen el punto decisivo en el hecho noticiable del momento y en la curiosidad”.
En estos momentos todos ellos comparten que la temática ha dejado de ser para editores y libreros un guindola comercial. La gran mayoría se olvidarán. Sin bloqueo, el profesor Culla asegura que “aun siendo muy a menudo libros de batalla, con voluntad de intervención inmediata en el debate notorio, con un contenido que queda superado por los acontecimientos, son instantáneas de un estado de opinión que resultarán imprescindibles para los investigadores del futuro”. La exposición de Giral demostrará la magnitud ahora que el engendro languidece.
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