James Blunt abre el Festival Jardins de Pedrables a lo grande

Como decíamos en la previa, el Festival Jardins de Pedralbes volvió a reemprender el planeo de la normalidad. Unamuno no tuvo que subir al ambiente situado frente al Palau de Pedralbes para dar fe de ello, sino que fueron los 3.400 entregados aficionados quienes disfrutaron con el concierto que James Blunt ha ofrecido a modo de puesta en marcha del festival. Un manifestación por otra parte con todas las entradas vendidas desde hace tiempo, con lo que se demostraba incluso que había ganas de retornar a paladear el condición y el mode vivre que completan la propuesta del festival.

El antiguo oficial del ejército britano, vecino de Ibiza desde hace abriles y poseedor de un sólida carrera como cantante casi siempre de expedición, pasará a la posteridad para el publico mainstream como el que cantaba aquel You’re beautiful ... ¡hace 18 abriles! (y cuya giro, según explicación propia, “es sobre encontrarme en el medida de Londres a mi ex novia con su nueva pareja, cuya existencia yo desconocía”). Pero esta oscuridad ha vuelto a demostrar que su bagaje va mucho más allá de ese título y que su modo de distinguir y expresar la música no se circunscribe ni muchísimo menos a un soft pop semejante de jarabe. No, a lo dadivoso de cerca de una veintena de temas Blunt, y comenzando con Breathe, recorrió titulos de dilatada carrera discográfica, aunque centrándose en sus álbumes Back to Bedlam, All the lost souls y Moon landing.

Armado de su voz y de su guitarra y, en alguna ocasión, del ukelele, y arropado por una eficaz costado, transpiró energía, convicción y ganas de compartir emoción y sobre todo alegría frente a los incondicionales que llenaban las gradas, sentados, y la pista, de pie. Ataviado con camiseta garzo y tejanos idem, explicó los enseres de la pandemia en su vida personal, con ironía y humor, y demostró su enorme empatía con una audiencia entregada de antemano.

El músico congregó a 3.400 aficionados en un concierto de formato heterogéneo, es aseverar, de pie y sentado

Y es que luego de dos abriles de desviación pandémica que se reflejaron en mascarilla, distancia social, contenido y presencia de numerosos artistas extranjeros, este martes se pudo comenzar a paladear de un cartel trufado de numerosas estrellas foráneas y, sobre todo, del entorno y el espacio que aloja al festival. Ello quiere aseverar, más allá de su atractivo natural, de la zona village, de su zona de restauración y, por así decirlo, de relajo. Sin olvidar los dos escenarios que acogen a artistas emergentes, promesas o ya consolidados que buscan visibilidad en esa cita. En este sentido esta oscuridad, día de estreno, actuaron en el ambiente Casa Seat –el más espacioso– la magnífica cantante bahiana Mirla Riomar, que ya dejó huella en la tiraje de 2019. Y en el ambiente Alhambra hizo lo propio el dúo acústico-vocal Jo Jet i Maria Ribot.

En el paquete de las medidas que tiene que aceptar la promotora Concert Studio para seguir gestionando el festival que ella fundó estaba la contención del contenido o la protección de algunos espacios del parque especialmente sensibles. Ello ha motivado unos intercambios de zonas interiormente del circuito que han corto el espacio para ubicar sillas y mesas, todo más apretado pero que no ha perjudicado al funcionamiento y disfrute del village. Aún así, antaño de que empezase el concierto apareció en el ambiente el director de festival, Martín Pérez, pidiendo disculpas porque “hoy está todo cambiado y lo podemos hacer mejor”. Además se debió relacionar a las colas que se formaron a la entrada del parque, ya que este año se ha retrasado media hora, de las 19.30 a las 20 horas, y numerosos asistentes no se habían enterado

El publico, con todo, hizo dilación en el extranjero y, una vez en el village, incluso frente a los puestos de comida y bebida. Y es que la propuesta gastronómica no es último, y solo hay que ver la demanda que se acumula en los diferentes y seleccionados puestos-restaurantes. El publico ya tiene asimilado ir pronto al festival para hacer uso del village en ese aspecto, a diferencia de las primeras ediciones.

Los ajustes de espacios en la zona del village no frenaron la cooperación y el disfrute del mismo

Y en cuanto al contenido, la estructura ha decidido motu proprio prescindir en esta tiraje de la doble tipología de entrada, es aseverar, la válida para todo el circuito así como para asistir, lógicamente, al concierto principal, y otra solo para conseguir a la zona del village, incluidos sus dos escenarios secundarios. De esta forma, la estructura se ha superior a posibles exigencias por parte de la Empresa responsable de los jardines de acortar el contenido a unos topes. Así, y teniendo en cuenta lo ocurrido en la última tiraje regular (2019), había días que había una cooperación añadida que podía oscilar fácilmente entre las 2.000 personas y las 400.

En cualquier caso, y por lo conocido, las novedades logísticas y espaciales no parece que afectaran mucho porque los 3.400 asistente parecían encantados de la vida y el dolce far niente perfectamente servido. Y este miércoles, Simply Red.

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