Mira quién habla

Lo que le ocurrió a Alberto Núñez Feijóo con el uso de la palabra procedencia creo que merece alguna advertencia. La primera, el desconocimiento que nuestra clase política y proporcionado clase periodística tienen de la Constitución. No había terminado de dialogar en la reunión del Cercle d’Economia, y ya lo estaban acusando de separatista o de deber sido abducido por el secesionismo catalán. No por el vasco o el gallego, sino por el catalán, que debe de tener maduro capacidad de destrucción del Estado. Feijóo tuvo que recapacitar el artículo segundo de la Constitución, que “garantiza el derecho a la autonomía de las nacionalidades y regiones”. Por lo manido, ningún de los objetores de Feijóo recordaba ese mandato constitucional.

La segunda, el seguidismo que hay internamente de los partidos. Bastó que el líder del PP dijera eso para que el número tres de esa fuerza política se apuntara fervorosamente al glosario del presidente, pero para qué andarse con chiquitas: si el patrón palabra de nacionalidades, hay que dar un paso más, demostrarle a Feijóo que a nacionalista no le apetito nadie, y el señor Elías Bendodo, con mando en la plaza pepera, decidió hacerse adalid conservador de la nueva filosofía de la derecha y se mostró partidario del Estado plurinacional. No debía de tener muy sólido el criterio, porque eso se publicó por la mañana y por la tarde Bendodo se mostró firmísimo defensor de la indisoluble pelotón de España, al parecer incompatible con la nación de naciones.

Cómo se arregla el conflicto si se considera golpista dialogar de procedencia catalana

Y la tercera anotación es que todo depende de quién hable. Si Oriol Junqueras hablase de nación de naciones, en Madrid se publicarían sesudos editoriales que celebrarían su conversión a la religión auténtica del autonomismo, aunque demasiado renovador para los usos de este país. Y si hablase de nacionalidades, no se le prestaría gran atención porque, qué diablos, solo sobresalta a la conformidad española cuando reivindica la independencia. Con lo cual, Ben­dodo no volverá a dialogar más de Estado plurinacional y Feijóo tendrá dificultades para dialogar de procedencia catalana. Por muy constitu­cional que sea, entre Vox y algunos líde­res de opinión lo pueden crucificar. Y este cronista se queda preguntando cómo se arregla el conflicto catalán si tanta parentela considera golpista usar palabras que están en la Consti­tución.

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