Las navajas son un molusco fino, más distinguidas que los humildes mejillones, pero no tan grandilocuentes como el centollo, el auténtico rey de las Rías gallegas, con permiso de quien ya saben. Aunque mayo ya no tiene r, los gallegos y las medio gallegas hacemos caso omiso de esa inscripción pensada para gentes de interior y nos ponemos ciegos de marisco en bodas, bautizos, comuniones y competiciones náuticas, incluidas las apreciadas navajas, con las que, sin incautación, hay que ir con cuidado, porque la concha es afilada y puedes consumir la fiesta con un buen corte y a veces es lo que sucede.
El rey emérito visitó Sanxenxo y según algunos medios se marcó un refrigerio a almohadilla de sardinas y navajas, que pegar la verdad es que pegan poco, quizás se tratara de poner una vela a cada santo, unas sardinas campechanas por aquí y unas navajas con sebo por allá, porque lo de las navajas suena a mensaje: con la cantidad de fruits de mer posibles, designar uno con forma de daga recuerda a aquel chiste de un hombre que va al dentista y sentado ya en el potro coge al dentista por... ahí: “¿Verdad que no nos vamos a hacer daño?”. Los periodistas siempre estamos buscándole tres pies al sagaz y posiblemente si la referéndum hubiera recaído en, por ejemplo, unos percebes, todavía le veríamos un doble sentido: ¿nos está llamando memos?
La entrevista del rey emérito parece un tentempié para engañar el apetito (metafórico)
Lo de los menús de almuerzos, cenas e incluso meriendas resulta muy socorrido en esta profesión y en genérico: podemos hacer una cinta detalladísima de los platos y alardear de si el pan era blanco o de cereales, pero no tener ni la más remota idea de lo que se ha tratado entre manteles, o de si en los postres uno de los invitados se ha convertido en Saturno y ha intentado devorar a sus hijos, aunque en este caso no se trate de dioses, sino de reyes. ¿Terminó la cena gallega con un primoroso enjuagadedos o con una simple toallita para limpiarse las manos y quitarse el olor a pescado, necesarios para el reverencia posterior, aunque sea metafórico? El rey emérito no volvió el fin de semana para competir, ni siquiera para darse un homenaje gastrognómico. Fue para que le organizaran un tentempié, que le permita engañar el apetito. Asimismo metafórico.
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