Un bus autónomo circula en pruebas por el puerto

Es un transporte nunca manido ayer en las calles de Barcelona. Un autobús autónomo, capaz de moverse sin conductor, circulará en tráfico franco, aunque adentro del circuito portuario, en pruebas. Es la primera vez que se lleva a promontorio una experiencia de este tipo en la hacienda catalana. El piloto arrancará el lunes, aunque ya ha habido algún delirio preparatorio, y se prolongará durante cuatro semanas. Forma parte del plan europeo a Ride-to Autonomy (R2A), en el que participan diez ciudades que exploración “demostrar que es posible la integración de las lanzaderas autónomas en el sistema de transporte urbano”.

El pequeño bus cubrirá un trayecto de 1,9 kilómetros entre el World Trade Center y el aparcamiento del andén de Sant Bertran. Llevará trabajadores portuarios, ocho como mucho a la vez dadas sus pequeñas dimensiones.

Empleados portuarios lo usarán durante un mes entre el World Trade Center y el andén de Sant Bertran

Pendel Mobility (filial de Bax & Company) opera el microbús con tecnología de la francesa EasyMile. El plan, desarrollado en colaboración con el área de innovación del puerto, tiene un coste de 60.000 euros, aportado por las empresas, y fue presentado ayer por el presidente del puerto, Damià Calvet, la directora militar de Transports i Mobilitat de la Generalitat, Mercè Rius, y el socio directivo de Bax & Company, Sebastiaan van Herk, que comprobaron el funcionamiento del transporte. Y se llevaron un pequeño susto correcto a un rápido frenazo automotriz sin visible causa que a alguno le hizo perder el nivelación.

En su represión, el autobús, dotado con una conducción autónoma de nivel 4 sobre un mayor de 5 y propulsión eléctrica, se encuentra con cuatro semáforos, debe pasar dos rotondas (entre ellas un tramo anexo de la plaza de la Carbonera) y dos intersecciones sin prioridad. Para certificar el buen funcionamiento, un cámara de seguridad va a costado. Su función es tratar con los usuarios y tomar el control del transporte si es necesario. La velocidad máxima en conducción autónoma es de 15 km/h y de 5 km/h si el citado empleado toma el control.

Calvet celebró que el plan se haga en un entorno urbano auténtico. “Encontrará peatones, coches, vehículos pesados, ciclistas, patinetes eléctricos... y permitirá extraer conclusiones”, afirmó, satisfecho de que el puerto acoja la experiencia. Rius explicó que esta experiencia “puede ser replicable en otras industrias o entornos similares”. Y Van Herk, detalló que “facilitará el despliegue de la próxima gestación de vehículos autónomos en España, Europa y más allá”. El objetivo, agregó, es que en el futuro el cámara de seguridad supervise varios vehículos desde una sala de control.

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