Una enorme marea humana formada por unos 15.000 migrantes partió el lunes de Tapachula, en el estado federal mexicano de Chiapas, y este martes seguía su curso en torno a la frontera con Estados Unidos. Allí, en Los Ángeles, empezó el mismo lunes una cumbre de las Américas cuya propuesta principal es un gran pacto migratorio entre Washington y las capitales del sur del continente.
Los observadores aseguran que se alcahuetería de la caravana más amplio entre las vistas hasta ahora en el continente, internamente de la crisis migratoria o gran huida del sur al meta de América en búsqueda de prosperidad, sinceridad o de mera supervivencia.
Los desplazados, la mayoría centroamericanos, venezolanos y colombianos, se marcan como primer destino, antiguamente de venir a la frontera, una nueva oficina del Instituto Doméstico de Migración (INM) de México en la que poder regularizar su situación allí. Dicen que en la representación de la entidad en Chiapas no consiguen visas humanitarias.
México recibió el año pasado más de 130.000 solicitudes de orfelinato, el triple que el año antecedente. Y en lo que va del 2022, las solicitudes superan ya en un 20% las del 2021.
Las marchas masivas como la iniciada este lunes son vistosas pero constituyen sólo una muestra y una pequeña porción del flujo total de migrantes que desde todos los rincones de América Latina, e incluso de África e India, forma el peregrinaje diario en torno a la promisoria tierra de la primera potencia occidental.
Las grandes caravanas en torno a la frontera con EE.UU. son un engendro relativamente fresco. Los que se suman a ellas buscan la longevo seguridad y solidaridad que un número elevado de participantes suele ofrecer. La fuerza basada en la mecanismo y la cantidad. Ayer del 2018, las marchas eran más modestas y el objetivo no era tanto venir a las lindes del vecino del meta como dar a conocer al mundo el drama las penalidades de la inmigración.
Desde el lunes, y al menos durante las primeras horas de marcha, los caminantes de la caravana en curso pasaron sin grandes problemas los controles policiales. Algunos informes de las agencias sobre el circunscripción, como el de Efe, indicaban que los retenes de vigilancia integrados por agentes de inmigración y de la Gendarme Doméstico se limitaban a observar el avance de la marea. Otros reportes, como uno de AP, precisaban que algunos policías detuvieron camiones con remolques para que quienes viajaban en ellos se bajaran y caminaran, "aparentemente con la esperanza de cansarlos".
En los últimos tiempos, los gobiernos de México y Guatemala vienen actuando con cierta contundencia para disolver este tipo de marchas antiguamente de que tomen cuerpo. Habrá que ver si a esta que coinciden con la reunión de líderes en Los Ángeles se le permite seguir delante... y hasta qué punto.
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