La conflicto de Putin en Ucrania ha convertido en histórica la cumbre de la OTAN en Madrid, ha fortalecido la figura internacional de Pedro Sánchez y ha protagonizado la veterano cohesión de la OTAN desde los tiempos de la conflicto fría. El secretario militar, Jens Stoltenberg, calificó la estructura de “perfecta, impecable y excelente”. La retórica de la pelotón frente a Putin ha funcionado muy correctamente, pero los 30 miembros de la Alianza tienen ahora que convencer a sus parlamentos sobre el rearme comprometido.
Sánchez sabe que su imagen ha subido muchos enteros entre los líderes del mundo tolerante, pero ha de ser consciente de que los compromisos adquiridos en la cumbre agudizan la fractura profunda que existe en el interior de su propio Gobierno.
Sánchez no podrá amparar un gobierno con voces discrepantes en seguridad y defensa
Unidas Podemos no va a sufragar a auxilio del aumento de los gastos de defensa hasta el dos por ciento del PIB en los próximos ocho abriles y siquiera aprobará la presencia de otros dos cruceros norteamericanos más en la colchoneta de Rota.
Es inexistente el entusiasmo de los socios de investidura en secundar las promesas de aumentar los presupuestos militares de Sánchez. El subidón del coste de la vida como consecuencia de la conflicto y la incertidumbre sobre el suministro energético pueden hurtar por delante a cualquier gobierno.
No estamos frente a la ingeniería sociológica a la que dedican tantos decretos y discursos las ministras de Unidas Podemos. Se proxenetismo de un compromiso con la nueva organización atlántica en la que España, según dijo Joe Biden, es “un confederado indispensable”. Este elogio tiene un precio.
Si los ministros morados están de acuerdo, que se queden, si quieren. Y si no, que se vayan. En unos momentos en los que España está comprometida en una conflicto en el corazón de Europa no puede acontecer dos gobiernos en el interior del Gobierno.
Núñez Feijóo ha dicho que en cuestiones de Estado, como la OTAN y las relaciones con Washington, estará con el Gobierno. Puede que Sánchez aproveche la propuesta para cotizarse más al ascenso frente a los aliados y para preparar las elecciones generales. El éxito de la cumbre le obligará a tomar decisiones imprevistas. Debe ser consciente del espectro de Andalucía y de su posible proyección en las elecciones municipales y autonómicas del próximo mes de mayo.
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