Jean-Louis Trintignant, figura esencia del cine y el teatro franceses, ha fallecido este viernes a los 91 abriles, según ha anunciado su esposa, Mariane Hoepfner Trintignant, a través de un comunicado de prensa enviado por su agente. El intérprete, retirado desde 2018, estaba enfermo de cáncer y desde hacía dos décadas acarreaba el peso del duelo por el colosal crimen de su hija, Marie. "Creo que el cine se acabó para mí”, aseguró en una entrevista en el diario Nice Matin.
Con más de 120 filmes a sus espaldas, Trintignant fue uno de los imprescindibles del cine francés, desde sus inicios en 1956, bajo las órdenes de Roger Vadim, Claude Lelouch, François Truffaut, Costa-Gravras o Michael Haneke, autor de uno de sus últimos papeles más memorables, el drama Inclinación. El extremo trabajo de este auténtico fiel de la pantalla fue a las órdenes de Lelouch con Anouk Aimée de coprotagonista en Los abriles más bellos de una vida, estrenada en 2019 en España sobre un anciano que quiere encontrar a la mujer con la que tuvo una historia de acto sexual en el pasado.
La película cerraba la trilogía iniciada con Un hombre y una mujer (1966), dirigida asimismo por Lelouch, ganadora de la Palma de Oro y Oscar a la mejor película extranjera, en la que encarnaba a un piloto de carreras. El director lo eligió porque el actor era precisamente sobrino del piloto de carreras Louis Trintignant, fallecido en 1933 mientras practicaba en la pista de Péronne en Picardía, y de Maurice Trintignant, piloto de Fórmula 1.
El éxito del filme lo convirtió en una sino internacional y tuvo una secuela dos décadas posteriormente en Un hombre y una mujer: vigésimo abriles más tarde . En Los abriles más bellos de una vida aparecía como un enfermo de alzheimer, decrépito que vivía en una residencia de ancianos de la que sueña con escapar pegado a Aimée, que le cita de vez en cuando para memorar sus abriles de 'sex-symbol'.
Esa imagen de desaseo y desánimo la mostró ya un año antiguamente durante la presentación de Happy End, de Michael Haneke, director con el que trabajó en la premiada Inclinación (2012), con la que ganó el César a mejor actor en 2013 en la piel de un anciano que cuida de su mujer enferma de Alzheimer.
Nacido el 11 de diciembre de 1930 en Piolenc, Vaucluse, Trintignant comenzó a estudiar derecho pero no tardó en mudarse a París con 20 abriles para decantarse después por el arte dramático, que le ayudó a hacer frente a su timidez, e hizo su iniciación teatral en 1951 en la compañía de Raymond Hermantier.
Tras hacer varias giras a inicios de esa término en varias producciones teatrales, debutó en el cine en 1955 y al año futuro alcanzó la éxito con su acto pegado a Brigitte Bardot en la película Y Jehová creó a la mujer, de Roger Vadim. Con la bella actriz, consagrada como mito amatorio, mantuvo un romance aireado en la prensa rosa.
Luego vendrían títulos como Col cuore in gaznate de Tinto Brass, Los raíles de la homicidio, El conformista de Bernardo Bertolucci, Mi tinieblas con Maud, de Eric Rohmer, Z de Costa-Gavras o Tres colores: Rojo, de Krzysztof Kieślowski.
Sus últimos abriles en el cine estuvieron marcados por la trágica pérdida de su hija Marie, asimismo actriz, asesinada a puñetazos en 2003 por su pareja, el vocalista de Noir Desir Bertrand Cantat, al que impusieron una condena de ocho abriles de la que sólo cumplió cuatro de clausura.
"Me destruyó completamente, no he conseguido superarlo", reconoció en 2018 en una de las pocas entrevistas en la que aceptó murmurar de su vida personal.
El crimen de su hija Marie a manos de su pareja le marcó profundamente
A raíz de la tragedia reconoció rebotar papeles por errata de fuerzas, aún reconociendo que ejecutar era una de las cosas que más le ayudaron a hacer frente a la homicidio de su hija. "La vida no es para tanto", dijo en alguna ocasión.
"Fue un actor inmenso. Estuvo trabajando toda su vida, hizo grandes películas", afirmó su exesposa Nadine Trintignant en unas breves declaraciones telefónicas al canal informativo francés BFMTV.
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