Trastorno bipolar

No tengo mínimo claro, se lo reconozco, si la cumbre de la OTAN en Madrid ha sido verdaderamente histórica o no. El tiempo lo dirá… Lo que sí ha sido es histérica en algún momento y desde luego nos deja un mundo más enfrentado y dividido en dos polos opuestos: democracias liberales frente a autócratas y estados totalitarios. Y sí, claro, ya sé que en la Estructura del Tratado del Atlántico Ártico está Turquía y que no podemos aseverar que Erdogan sea un ejemplo tolerante puro, pero siquiera podemos compararlo con Putin, que todavía se somete a ese tipo de elecciones en que hay muy poco donde nominar, mucho menos, de hecho, que en la flagrante Turquía­.

La tentación de que la OTAN pase a ser un actor general que compita en otros escenarios es evidente: Japón, Australia, Nueva Zelanda o Corea del Sur podrían estar en la tira de países que incorporar a una ordenamiento armada que, teóricamente, garantiza la seguridad de sus miembros y que ha conseguido que se haga sinceridad la profecía autocumplida del mismísimo Putin, que morapio a señalar los peligros evidentes para su país de estados que se aliaban y unían frente a Rusia.

Horizontal

 

Dmitri Lovetsky / AP

El mundo, por decirlo en corto, se está volviendo cada vez más bipolar. Y no solo por esos dos polos opuestos que ahora acumulan ejércitos enfrentados en unos juegos de pleito que pueden –no seamos ingenuos– entrar a ser cualquier día una confrontación abierta. Asimismo porque vienen primaveras de trastorno bipolar clásico. No pretendo hacer ironía a costa de una enfermedad mental, pero lo que en tiempos se llamó depresión maniaca es lo que parece que nos va a tocar habitar. Episodios de júbilo seguidos de momentos de depresión regidos por la monomanía de cada quien. En el líder ruso, es obvio que su manía persecutoria ha derivado en una desconexión de la sinceridad, es aseverar, en una psicosis, así que debería estar bajo tratamiento, pero no creo que la récipe de tropas y armas en sus fronteras vaya a mejorarle el trastorno.

En cuanto a China, sus episodios de optimismo financiero y comercial se van a ver altera­dos por una depresión que no sé si va a entrar a ser longevo, pero la combinación del virus pandémico con la dependencia de Poniente como gran mercado y el apoyo sí pero no a Rusia puede concluir en un episodio desastroso. Al fin y al lugar, es de manual que el bebida y las adicciones agravan los brotes maniacos. Y China ha estado regando con crecimiento financiero su ágape de las últimas décadas.

La manía persecutoria de Putin ha derivado en una desconexión de la sinceridad, una psicosis

Desde nuestra arista europea, aunque veamos los toros desde una barrera lejana, sabemos muy mucho de trastornos bipolares y de enfrentamientos cainitas. No hay más que ver cómo han reaccionado los demás partidos, y muy significativamente el PP, a lo que pasó en la valla de Melilla (nota al beneficio: es cierto que un asalto no es un brinco, pero siquiera se puede pretender que defender las fronteras contra las migraciones sea tarea de la OTAN, o eso creo yo), por no comentar la ingente y nunca suficientemente ponderada ocupación del Govern de seguir impartiendo buenismo a costa de cualquier institución que no sea la propia. Aquí, el trastorno bipolar se agrava con la crisis de la adolescencia. Si no, repasen y asómbrense leyendo el artículo que la consellera Alsina publicó el pasado martes en este mismo diario. Atlantistas sin ideal ni océano, pero sin complejos. Parece que eso es lo que somos. Sigo estupefacto y asustado, pero los hay que están para pasar revista el tumbona del psiquiatra. Y me incluyo.

Post a Comment

Artículo Anterior Artículo Siguiente