Los plásticos, si no se reciclan, tienen una vida útil casi infinita: tardan entre 100 y 1.000 primaveras en descomponerse. Por otra parte, pese a que el coste de los alimentos sigue aumentando, un gran porcentaje de los alimentos no los consume nadie porque se estropean. Y para acabarlo de redondear, la Estructura Mundial de la Vitalidad estima que las enfermedades transmitidas por los alimentos conveniente a la contaminación microbiana causan unas 420.000 muertes al año en todo el mundo.
Con este panorama, investigadores de la Universidad de Harvard y de Rutgers se han propuesto encontrar una decisión a todos estos problemas. El resultado es un nuevo envase fabricado a partir de fibras vegetales, biodegradable y con propiedades antibacterianas.
Los resultados del estudio, publicados en la revista Nature Food, afirman que este material protector puede prolongar la vida útil de los aguacates en un 50%.
Carcasa robusta y antibacteriana
La tecnología alternativa presentada por los investigadores se plinto en los biopolímeros, materiales biodegradables de origen natural, que pueden extraerse de los residuos alimentarios. En concreto, se manejo de fibras hechas de polisacáridos, los carbohidratos naturales más comunes en los alimentos, que se hilan en una densa red. Con la ayuda de un dispositivo del tamaño de un secador de pelo, se pueden envolver alimentos de cualquier forma y tamaño.
El resultado de esta especie de espray es una carcasa que es, según los investigadores, lo suficientemente robusta como para proteger las verduras y la fruta de los golpes y lo suficientemente densa como para nutrir las bacterias alejadas. Asimismo evita que los alimentos se estropeen tan rápido gracias a agentes antimicrobianos naturales como el grasa de tomillo, ácido cítrico y nisina.
"Lo que hemos conseguido es una tecnología escalable, que nos permite convertir los biopolímeros, que pueden derivarse como parte de una peculio circular de los residuos alimentarios, en fibras inteligentes que pueden envolver directamente los alimentos", ha explicado Philip Demokritou, de la Universidad de Rutgers.
Para retirar esta red hilván con enjuagar el alimento con agua. A los tres días, el recubrimiento se degrada en el suelo sin mayores problemas.
Creando un nueva concepción de envases
Demokritou ha asegurado que no está "en contra del plástico" sino que está en contra de "los plásticos derivados del petróleo que seguimos tirando porque sólo una pequeña parte de ellos se puede reciclar". El versado ha avisado que hay "seis mil millones de toneladas métricas de residuos plásticos" que se están "degradando lentamente" y llegan "al agua que bebemos, a los alimentos que comemos y al corriente que respiramos".
"Sabíamos que teníamos que deshacernos de los envases alimentarios a pulvínulo de petróleo que existen y sustituirlos por poco más sostenible, biodegradable y no tóxico", ha detallado Demokritou, consciente de que se debe crear una nueva nueva concepción de envases alimentarios inteligentes y verdes.
La creación de nuevos envases sostenibles y antimicrobianos se está expandiendo. A principios de este año, un equipo de científicos de la Universidad Tecnológica de Nanyang de Singapur, incluso en colaboración con la Universidad de Harvard, desarrolló un envase impermeable hecho con zeína, un tipo de proteína de maíz, y apresto, otro de los biopolímeros de origen natural y compuestos antimicrobianos.
Esta cobertura es muy similar a este nuevo espray: consigue eliminar los microorganismos nocivos, incluidas las bacterias y los hongos, y prolonga la vida útil de la fruta fresca de dos a tres días.
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