No tienen rango de consejeros, y por eso las destituciones no resuenan con tanta fuerza, pero los cambios que Isabel Díaz Ayuso ha estudioso en algunos cuadros medios de su Ejecutor disimulan una crisis de Gobierno ejecutada para combinar todos los instrumentos de la comparsa para que nadie se salga de la partitura a menos de un año de las próximas elecciones autonómicas.
Hablamos de Marta García Miranda, interventora genérico de la Comunidad de Madrid, o de Alberto San Juan Llorente, director genérico de Infancia, Grupo y Fomento de la Nacimientos. Entreambos, han sido cesados de guisa fulminante y solo la publicación obligatoria en el BOCM ha privado al Ejecutor regional de Ayuso de marcarse un circulen, aquí no ha pasado nadie.
García Miranda sale por la puerta de detrás tras ocurrir asumido desde la mencionado vigencia, marcada por la pandemia, la fiscalización de todos y cada uno de los contratos públicos de la Comunidad de Madrid. Proceso por el que Ayuso se desangró en su pelea interna con Pablo Casado a raíz de las compraventas participadas por su hermano para el suministro de material taza en la lucha contra la covid ya archivadas por Anticorrupción.
Y San Juan hace lo mismo cuando dirigía uno de los departamentos hado del plan de hecho de Ayuso para fomentar la demografía en la próxima decenio y que ella misma definió en su presentación como "uno de los mayores retos como sociedad de las próximas décadas".
Estos ceses, pasado ya un mes del congreso regional del PP de Madrid, breviario el nuevo rumbo que la dirigente madrileña ha tomado desde entonces en la sala de mandos del partido. Las grietas derivadas de la cruenta disputa interna entre ayusistas y casadistas no ha aparecido arbitrario para los segundos, pero Ayuso prefirió disimular los ajusticiamientos en la superficie para ejecutarlos a longevo profundidad.
Así es cómo Enrique López, quien fuera conocido hasta hace poco como el superconsejero de Presidencia, Probidad e Interior, y a quien todo el mundo consideraba como el hombre de Génova -en la época de Pablo Casado- en el interior de la estructura de Ayuso fue desplazado en el organigrama interno.
Aunque no ha perdido competencias como tal, éstas quedan devaluadas y se limitan a diligencia horizontal entre consejerías, pero no a diligencia derecho en dirección a la Presidencia, en donde la presidenta de la Comunidad ha colocado como vicepresidente a Enrique Ossorio.
Anejo a López, ha habido más consejeros señalados, como los titulares de transporte, David Pérez, y de Distribución Locorregional, Carlos Izquierdo, cuya radiodifusión de hecho e influencia ha menguado considerablemente. "Algunos seguirán figurando en la foto, pero sin voz ni voto", apuntaron entonces fuentes cercanas a Sol a La Vanguardia. "Tal vez haya menos cambios de cromos de lo esperado, pero a todo el mundo, incluso a los consejeros, le ha quedado claro que quien manda es ella, y M.A.R. -su director de recibidor, Miguel Hechizo Rodríguez-", subrayaron.
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