La historia del morapio no habría sido igual sin el Imperio Romano. Griegos y etruscos llevaron las primeras técnicas vitivinícolas hasta la Península Itálica, pero fueron los romanos los que desarrollaron la tecnología y, sobre todo, hicieron que el preciado elixir se volviera “demócrata”.
En todas partes del imperio se bebía morapio. Desde los esclavos hasta los aristócratas, pasando por los campesinos, los artesanos o los soldados, dedicaban parte de su día a ingerir el brebaje alcohólico. Su producción y distribución se convirtió en una parte importante de la patrimonio de la época. E incluso se utilizó para establecer lazos con tribus ‘bárbaras’ como los germanos o los galos.
Antigua Roma
En todas partes del imperio se bebía morapio, desde los esclavos hasta los aristócratas
Más de 1.500 primaveras luego de la caída del Imperio romano de poniente, las prácticas de vinificación de aquella época en la costa de Italia siguen siendo un secreto acertadamente guardado. Pero, de moretón, el hallazgo más inesperado aporta valiosas pistas para los investigadores.
La producción de la bebida durante el período romano involucró, por ejemplo, el uso de uvas nativas para hacer morapio en jarras impermeabilizadas con alquitrán importado, según explican los expertos de la Universidad de Avignon en un artículo publicado en la revista PLoS ONE.
Los arqueólogos consiguieron obtener estos extraordinarios detalles tras examinar tres ánforas de un depósito situado en el cañada marino cerca del reciente puerto de San Felice Circeo, a unos 90 kilómetros al sureste de Roma. Fue la combinación de marcadores químicos, residuos de tejido vegetal y polen la que proporcionó evidencias de derivados de uva y pino adentro de los frascos.
Los restos sugieren que las tinajas se usaron en procesos de elaboración tanto de morapio tinto como blanco, mientras que el pino se usó para crear alquitrán para impermeabilizar las jarras y quizás además para dar sabor al brebaje, como se ha observado en sitios arqueológicos similares.
El polen de la vid coincide con las especies silvestres de la zona, lo que sugiere que los enólogos de época romana estaban usando plantas locales, aunque no está claro si fueron domesticadas en ese momento. El alquitrán de pino, por otro flanco, no es particular y probablemente fue importado de Calabria o Sicilia.
Los investigadores además consideran probable que se elaborara en esta zona un morapio medicinal conocido históricamente como oenanthium. Esta modificación ya aparece mencionada en la obra Naturalis Historia de Plinio el Añoso, el marcial y irrefutable romano que viajó por todo el Imperio anotando muchos de los conocimientos de su época (23-79 luego de Cristo).
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