El re:MARS de Amazon en Las Vegas empezó con una serie de preguntas. ¿Y si construimos robots compasivos? ¿Y si cartografiamos el suelo de los océanos? ¿Encontramos vida en Europa (la vidriera)? ¿Conservamos los expresiones con verdad aumentada? ¿Enviamos a Alexa al espacio? ¿Revolucionamos la vitalidad con IA? ¿Terraformamos Marte? ¿Luchamos contra los incendios con robots? ¿Limpiamos el garbo con computación cuántica?
Todo ello frente a una audiencia de científicos, ingenieros, pensadores, profesores y empresarios procedentes de todo el mundo. Durante tres días en el congreso se debatió sobre vehículos lunares, cambio climático, vehículos autónomos, IA, computación cuántica… ¿Angustioso? Para ellos, incluso.
En Amazon parecen ser conscientes de que ya han realizado ese mantra de Silicon Valley de cambiar el mundo y ahora se plantean cambiar el universo. El título del acto no engaña re:MARS, el siglas de enseñanza máquina, automatización, robótica y espacio ( space en inglés) y al mismo tiempo el nombre de nuestra casa del futuro.
Según Amazon, los MARS serán los motores de progreso los cien abriles que vienen al igual que el motor de combustión y la electricidad lo fueron hace cien abriles y cien abriles ayer el vapor. Parece que el MARS quiere ser la interpretación de Amazon del davosiano concepto de “cuarta revolución industrial”.
Cuando hablamos de revoluciones tecnológicas o del pensamiento –en la ejercicio son indisociables– nos vienen a la inicio nombres como los de Newton, Smith, Einstein, Curie, Pankhurst o Russell. Pero faltaríamos al rigor histórico si nos quedáramos aquí. Las contribuciones a la humanidad de estos genios no habrían sido posibles sin la concurrencia de otros millones de personas que colaboraron con ellos, a menudo de forma anónima, a menudo sin ser conscientes de ello. Newton lo resumió a la perfección con aquel “Si he manido más allá es porque estaba de pie sobre hombros de gigantes”.
Es incluso el caso de Henry Ford, el epítome de la segunda revolución industrial, la de la esclavitud de producción, la automatización de procesos y la electricidad. Un solo nombre representa toda una revolución, pero en las fotos de la época aparecen mayoritariamente mecánicos, pintores, electricistas, oficinistas y máquinas. Él incluso subió a los hombros de esos gigantes que le permitieron ver más allá, hasta el punto de doblar el sueldo de sus trabajadores de un día para otro. (Por muy fantasioso que fuera, la cita “Si hubiera preguntado a la parentela qué querían, me habrían dicho: caballos más rápidos” es apócrifa).
Cuarta revolución industrial
Según Amazon, el enseñanza máquina, la automatización, la robótica y la conquista del espacio serán los motores de progreso de los próximos cien abriles
En el re:MARS se fueron sucediendo preguntas sobre el futuro; algunas, existenciales, con respuestas que pasaban necesariamente por la tecnologías más avanzadas; algunas, falta existenciales. Podemos replicar a la pregunta de si Putin está llenando o vaciando pozos de petróleo o de lo cargados que van los petroleros de Arabia Saudí analizando grandes cantidades de imágenes secuaz y, con la ayuda de la IA, detectar patrones invisibles al ojo humano. Lo vimos en la ejercicio los días previos a la invasión de Ucrania con las imágenes de la acumulación de tropas rusas en la frontera.
La IA y la detección de patrones invisibles al ojo humano incluso nos pueden ayudar a solucionar el problema de la movilidad. El maniquí contemporáneo no va ni con ruedas (simpatía buscada): nuestros vehículos solo funcionan un 4% del tiempo (el 96% restante se devalúan), nuestra conducción es responsable del 94% de los accidentes, el 33% del tráfico urbano son vehículos buscando aparcamiento, y cada año los humanos pasamos más de 400.000 millones de horas conduciendo. La respuesta parece acaecer por la conducción autónoma en vehículos compartidos; taxis pensados para ser vehículos autónomos.
Es la propuesta MARS de la empresa Zoox, una perspectiva radicalmente diferente a la de tomar un diseño de transporte pensado para humanos y ponerle muchos sensores (sí, Tesla). Es pensar en vehículos simétricos, sin capó, que puedan moverse en un sentido u otro y, sobre todo, que ahorren al viajero la inquietante visión del volante que se mueve solo (Elon Musk escuchó a sus clientes y les dio el coche de opulencia que le pedían, pero eléctrico y con funciones de autoconducción).
Todas las intervenciones de re:MARS invitan a la advertencia a muchos niveles (la primera de esta perspectiva tecnoutópica a los problemas existenciales de la humanidad es el camino correcto). Pero de todas quisiera destacar la del tecnólogo superior de robótica de Amazon Tye Brady. Perfectamente, de Tye Brady no, de su viejo. Frente a una inmensa foto de un señor decano sobre un tractor, Brady contó que un día le preguntó cuáles de todas las tecnologías que había manido a lo abundante de su vida habían tenido decano impacto. Posteriormente de pensarlo, le dijo que eran “el tractor, la refrigerador y el avión”.
El viejo Brady, constatando la verdad de su tiempo, fue incluso un fantasioso; tractores, neveras y aviones es lo que necesitará en Amazon para realizar su MARS, el de terraformar Marte: tractores en forma de vehículos autónomos, neveras gigantes para poblar internamente y aviones –vehículos espaciales– que nos lleven ahí.
“Oiga, ¿y todo esto quién lo paga?” que diría Pla. Amazon incluso nos da la respuesta: la comercialización de los vuelos espaciales. Entre sus planes inmediatos está el de la construcción de hoteles espaciales. Según sus proyecciones, 100.000 personas –dígale personas, dígale billonarios– estarían dispuestas a traspasar una habitación con las mejores vistas a una Tierra con 16 puestas de sol diarias. Lo pagarán ellos y los millones de clientes sobre cuyos hombros ha subido Amazon para ver más allá.
Financiación
¿Y todo esto quién lo paga? 100.000 billonarios al año que querrán acaecer unos días en el hotel espacial de Amazon
Tye Brady recomendaba a la audiencia realizar el mismo examen que él hizo con su viejo. Aprovechando que me combate en casa de mis padres, he hecho lo que el tecnólogo superior de robótica de Amazon proponía y he preguntado a mi padre por las tecnologías de decano impacto a lo abundante de su vida. “Medicina, teléfono y el coche: ayer había tres coches en todo el pueblo, y ahora hay tres coches en cada casa”. Quimérico.
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