Han sido los propios guías alpinos los que han tomado la osadía de suspender las excursiones en el montaña del Mont Blanc. Las sucesivas olas de calor, que cada vez llegan más pronto, han hecho peligroso no solo intentar arribar a la cumbre, sino asimismo hacer senderismo. Los desprendimientos de rocas resquebrajadas por el calor y las grietas que han quedado al descubierto por el derretimiento de la cocaína son la principal causa.
La situación es más o menos la misma en doce picos más de los Alpes, e incluso en el Jungfrau se han suspendido las excursiones por primera vez en 100 abriles.
Detrás de esta situación, que no es inédita, pues ya sucedió lo mismo en el 2015, están una vez más los existencias del cambio climático. La diferencia es que esta vez no afecta a selvas lejanas, ni a islas remotas, sino a zonas de gran atractivo turístico que tenemos muy cerca. Depende de nosotros el poder seguir disfrutando de la naturaleza. Baste con que dejemos de destruirla.
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