El teorema de Bezos

Jeff Bezos, el fundador de Amazon, plantea que lo habitual es preguntarse cuáles son los cambios que van a producirse en los próximos diez primaveras, pero nos advierte que igualmente resulta muy interesante rastrear qué cosas no cambiarán en la próxima período. A las puertas de reunirse la mesa de diálogo entre el Gobierno y la Generalitat, aunque representando a esta última solo estará ERC, ambas delegaciones deberían tener claro ese teorema de Bezos. Es asegurar, ser consciente de cuáles son las cuestiones en que se puede avanzar y tener claro en qué otras será inasequible el consenso. Se alcahuetería, por una parte, de ser prácticos y, por otra, de no desacreditar este maniquí de relación política para encarar lo que el Gobierno lumbre la memorándum del recuentro y la Generalitat, el conflicto político. Como ha escrito sobre estos casos el filósofo teutónico Jürgen Habermas: “Lo que se necesita es un coyuntura de argumentación, en el cual las razones motivacionales reemplacen a los argumentos definitivos”.

La Moncloa y Palau han venido manteniendo contactos diarios para que en la mesa se aborden contenidos concretos y se obtengan resultados consensuados. Pedro Sánchez y Pere Aragonès lo necesitan para que ambas legislaturas puedan conservarse a su final sin demasiados agobios. Uno y otro dirigentes saben que todo tiene un coste, sobre todo porque el PP acu­sará al Gobierno de hacer concesiones al independentismo y JxCat señalará a sus socios por el entreguismo al Ejecutante gachupin. Pero que fructifique ese diálogo es la mejor logística para recoser heridas del pasado nuevo y desarrollar una etapa futura de reconstrucción de la efectividad catalana.

La mesa de diálogo debe tener claro en qué se puede avanzar y en qué será inasequible

Una de las cuestiones que pueden permitir acuerdos es la citación desjudicialización de la política, particularmente la reforma de la ley mordaza , de los procedimientos del Tribunal de Cuentas y del Código Penal. La reforma del delito de sedición fue recomendada hace unos meses por la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa. El único problema es que se necesita sumar una mayoría en el Congreso.

Lo bueno de convocar una mesa de diálogo a finales de julio es que el rumor del mar puede diluir el ruido de la política.

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