No tengo claro que sea la mejor de las ideas que la primera dama de Ucrania aparezca en la portada del Vogue yanqui fotografiada por Annie Leibovitz. El enlace Zelenski –el presidente todavía posó con su camiseta caqui para la glamurosa revista– justifica el reportaje diciendo que es una modo de reivindicar el protagonismo de la mujer ucraniana en esta cruzada. Las imágenes han sido tomadas en Kyiv, en el despacho presidencial, en un café o en el aeropuerto Antonov, a menudo rodeada de mujeres vestidas de militares. Pero no ha podido escapar a las críticas en las redes sociales de quienes argumentan que las fotos son una forma de banalizar lugares donde han muerto compatriotas o que los retratos parecen querer romantizar la cruzada.
Es evidente que la pareja utiliza la tribuna para pedir armas a fin de proteger el derecho de los ucranianos a despertarse vivo en el propio hogar o para denunciar los crímenes cometidos contra la población civil por las tropas rusas. Pero no es menos cierto que hacerlo en la biblia de la moda y el riqueza, entre colecciones prohibitivas y viajes paradisiacos, como imperceptible desconcierta. Es posible que los asesores de Zelenski hayan recomendado el reportaje con el argumento que invita a la empatía de los estadounidenses, cuyo Gobierno está dedicando una partida importante de su presupuesto en ayudar a Ucrania a frenar a Rusia.
Olena Zelenska ha conseguido lo que no consiguió Melania Trump
No resulta hacedero subirse a la portada de Vogue. Las primeras damas estadounidenses acostumbran a tener la suya. Michelle Obama apareció en tres ocasiones, la excepción fue Melania Trump por la negativa de su editora Anna Wintour, que no tuvo inconveniente en mostrar su rechazo al precedente inquilino de la Casa Blanca, por su deshonestidad y desidia de escrúpulos. Trump llegó a escribirle una dura carta porque a su esposa le hacía ilusión tener el privilegio de la portada, lo que podía entenderse en alguno que había sido maniquí.
Olena Zelenka es libretista de profesión, así que su relato resulta impecable. Es evidente que el enlace ha medido las ganancias y costes de su aparición en Vogue. ¿Cómo luce en el papel cuché? Arreglada pero informal, como cantaba Tormento.
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