Revolución de salón

El gran historiador Eric Hobsbawm tituló La era del haber 1848-1875 la continuación de su La era de la revolución 1789-1848 . Es una narración apasionante de lo que pasa luego de las revoluciones sucesivas tras la francesa que acaban con el régimen feudal. Y lo que pasa, en un titular rápido e incompleto, es que surgen los nuevos capitostes que se hacen con el control de los acervo, la tierra y las personas.

Podríamos opinar que la transformación del procesismo (una táctica política no siempre coincidente con la búsqueda de la independencia de Catalunya) ha llegado a esta frontera. Posteriormente de deber dinamitado el gran partido hegemónico, Convergència i Unió, y de exaltadas y violentas convulsiones para el control del espacio, el electorado y, por consiguiente, el poder, esta semana hemos llegado a 1848. El melodramático discurso de la ya expresidenta del Parlament Laura Borràs al dejar la Cámara, destituida por su procesamiento por presunta corrupción en auxilio de un amigo, parece el final cartucho. A pesar de sus graves acusaciones contra ERC y la CUP, y la manifestación de seguidores delante el Parlament con aparación principal del presidente Quim Torra, hemos tenido la impresión que este no será un caso que haga caer gobiernos, delante elecciones o refuerce el camino de insumisión que Borràs abandera. Y no por la importancia del caso o los delitos que se le imputan, sino porque la militancia de JxCat ya dejó claro en su congreso que este no es el bailete que quiere seguir ahora mismo, dando un pésimo resultado a los candidatos apadrinados por Laura Borràs. Tienes la misma impresión escuchando la táctica para la manifestación del Onze de Setembre de este año por parte de la ANC, que, criticando que la independencia “ha dejado de ser el centro de la política”, propone una convocatoria clásica, sin grandes retos que puedan pinchar por equivocación de movilización.

El caso Borràs no hará caer gobiernos ni reforzará el camino de la insumisión

Hobsbawm mira el mundo bajo la luz de Marx y, aunque analiza fenómenos como trumpismos prehistóricos o la manipulación de las masas, es difícil que pudiera avanzar la transformación instragramer y chic de determinadas políticas que aspiran a la movilización permanente surfeando siempre sobre la espuma.

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