Resoplan los marchadores.
Se dejan la vida a cada pisada.
Se retan, se dicen:
-Si tú puedes, yo más.
Desde la distancia, el observador distingue la figura de Álvaro Martín (28). Es stop y afilado, y su tranco es más dispendioso que el de sus pequeños rivales (con la salvedad del sueco Karlström). Rodeando de Martín revolotean japoneses, ecuatorianos, peruanos y el sorprendente Samuel Gathimba, un keniano que va marchando en el clase de persona, una novedad de los últimos tiempos, vete a aprender si su presencia aquí nos está anticipando el futuro.
Remastericemos la fórmula: desde la distancia, el observador distingue la figura adhesión y afilada de Álvaro Martín, y la figura negra de Samuel Gathimba.
¿Casualidad estamos presenciando el futuro?
Álvaro Martín deja hacer a los japoneses, y en distinto a Yamanishi, defensor del título en Doha, que salta al ataque una y otra vez y en el kilómetro 13 se saco la cachucha, ya todo le pesa, ya todo le molesta, y vuelve a la carga.
Y se congela el tiempo.
Se congela el tiempo aunque hace calor en Eugene, pues el termómetro roza los 30ºC.
Hace calor, pero siquiera exageremos. Esta no es La Corniche de Doha. La medio está limpia, abundan los coches eléctricos, bosques verdes envuelven el campus de la Universidad de Oregon.
Álvaro Martín aprieta los dientes, se apresta para la pelea.
Lleva primaveras en lo alto, campeón de Europa en el 2018, cuarto en los Juegos de Tokio 2020, se ha dejado media vida en las últimas semanas, concentrándose en Lomont, en las Montañas Rocosas de Colorado, trabajando en nivel contiguo a buena parte de los marchadores españoles, incluida María Pérez, la marchadora que dos horas ayer se ha conocido descalificada por marcha irregular.
("Me encontraba tranquila, creo que era el primer Mundial en el que salía sin nerviosismo, pero a los 100m ya me han mostrado la primera amonestación y con la segunda me han metido en el pit lane y ya se me ha complicado todo", diría María Pérez más tarde)
Aprieta los dientes Álvaro Martín y se mantiene vivo en la pelea, un paso por detrás de Yamanishi, Ikeda y Gathimba, que cabecea y sufre más que nadie pero no hay modo, no le descuelgan.
(Nyeri es la ciudad de Gathimba, situada a 1.750m de nivel, en el corazón de las tierras de los kikuyus)
Aprieta los dientes Álvaro Martín y le vocean desde el puesto de avituallamiento: le vocean sus padres, que se han subido a un avión para ir a verle a Oregon, y le vocea Daniel Jacinto, el monitor de María Pérez y de Alberto Amezcua, y todavía Yosu Gómez, fisiólogo, un sabio de la disciplina.
Le entregan los botellines al producirse, y las gorras caladas de agua helada, y le dicen que siga luchando, pero al hombre, estudiante de Políticas y Derecho, ya no le quedan capital y se desmonta a cuatro kms del final y acaba séptimo.
"No está mal el séptimo, pero es mejorable. Podía poseer mejorado las cosas, porque los japoneses han terminado al borde de la descalificación. Pero si han fracasado la prueba es porque no han marchado de forma irregular. Creo que alguno de nosotros tres podía poseer estado más delante", dice Álvaro Martín, desfondado y desencantado.
(Alberto Amezcua y Diego García Carrera son noveno y 16.º, respectivamente)
Ajenos al suplicio que viven los marchadores españoles (es un mal día para la disciplina; históricamente, la distancia corta masculina le ha poliedro diez podios a nuestro país), Yamanishi e Ikeda se van a por el oro y la plata y Gathimba pelea con el sueco Karsltröm y con la cartel.
Solo un marchador africano se ha subido al podio en la historia de los Mundiales. Se comercio de Hatem Ghoula, tunecino, bronce en Osaka 2007.
La historia de la marcha keniana comienza a despertar el interés del imaginario popular.
De la mano de Gathimba, que al final acaba cuarto, a un paso del gigantesco sueco, llegan vientos de cambio.
"Encontré mi talento de crío, en la escuela. Era bueno marchando, mucho mejor que corriendo -dice Gathimba-. Aunque entonces aún me lo tomaba como una cariño. Empecé a profundizar luego, en secundaria".
"Ya estamos explorando en esta disciplina -explica George Kariuki, patriarca de la marcha atlética de la delegación keniana-. El año pasado, incorporamos a tres marchadores en la burbuja de nuestros grandes campos de entrenamiento (se refiere a Gathimba, a Emily Ngii -30.ª en la prueba femenina-, y a Heristone Wanyonyi, campeón del mundo U20 en 10 km). Ya entonces, los técnicos se quedaron boquiabiertos. Gathimba marcaba tiempos increíbles. Los entrenadores tenían que mirar el cronómetro dos veces".
"Muchos países contemplan la marcha atlética como una disciplina de segundo orden. Nosotros queremos que eso cambie en Kenia. Tenemos la materia prima y podemos tener las herramientas. Es una cuestión de fe".
Esa misma fe ha estado a punto de redirigir la historia de la disciplina en Eugene.
Casualidad acabamos de echarle un vistazo al futuro.
Publicar un comentario