Las imágenes de narcotraficantes alojados en mansiones de abundancia, conduciendo vehículos de incorporación grado y asistiendo a fiestas en las que no desliz de mínimo están pasando a la historia. La enorme presión policial a la que están siendo sometidos —y no se salva ninguna parte del condado franquista— está haciendo que históricos hombres de la droga en España se tomen todo tipo de molestias para tener lugar completamente inadvertidos, llegando a parecer lo contrario a hace unas décadas: de aquellas vidas ostentosas a unas supuestamente humildes.
Así era la que llevaba el conocido narco gallego Manuel García Morales, mote El Matador, quien tras salir de la calabozo no volvió a su aldea originario Xinzo de Limia (Orense) para no alzar sospechas entre sus vecinos. Su intención era seguir metiendo droga en España. Se instaló en Siero (Asturias) desde donde pretendía introducir 1,2 toneladas de cocaína con un velero desde Colombia.
Carlos García Morales cuando fue detenido en Medellín en 2011
La Policía Doméstico lo ha detenido mientras conducía una autocaravana —simulando un delirio ascendiente— para no alzar sospechas. Y en una nave de Naón, en el concejo de Siero, guardaba una cantidad ingente de droga… y un cantera de combate, con fusiles de asalto y lanzacohetes.
19 arrestados en la operación
Nueve de ellos eran españoles: todos han sido enviados a prisión provisional
La detención de El Matador se enmarca adentro de la Operación Porte, llevada a sitio por la Policía Doméstico, en la que se ha saldado con 19 arrestados. Nueve de ellos, que han sido enviados a prisión provisional, son españoles. El Matador, un rancio conocido en el mundo policial y judicial, era el número dos de la estructura, en la que operaba conexo a su pareja sentimental, de origen brasileño. En la cúspide, según fuentes policiales, se encontraba un narcotraficante colombiano apodado ‘El verde’.
La caravana en la que fue sorprendido El Matador por los agentes de la Policía
García Morales se fugó de España en 2009 luego de que las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad interceptaran el buque Doña Fortuna, que iba cargado con cinco toneladas de cocaína en su interior. Un par de primaveras más tarde fue detenido en la ciudad colombiana de Medellín. Fue repatriado y cumplió hasta 2019 condena.
Y sin tiempo que perder, se puso de nuevo a intervenir mientras la Policía le seguía —desde muy cerca— los pasos, a heroína entre Galicia y Asturias, lo que confirma cómo los narcos se están desplazando de comunidad autónoma para tener lugar desapercibidos. Su centro logístico desde el que distribuían la droga estaba enclavado en un concejo de menos de 300 habitantes.
El origen de la Operación Porte se sitúa en enero del pasado año. Los agentes tienen conocimiento de que una estructura criminal —compuesta por miembros de distintos países— pretendía introducir una importante cantidad de droga desde Colombia. Una parte de los detenidos se desplazó hasta Madrid, donde pulieron los detalles del envió conexo a García Morales. Dicha cita, concretan desde la Policía, se desarrolló a finales del pasado mes de julio. Un mes más tarde, se intervino un buque con dos toneladas de droga en aguas internacionales próximas al Caribe.
Un cantera de combate en manos de la estructura
Fusiles de asalto, granadas, lanzacohetes, silenciadores, armas cortas y cartuchería
Esta incautación parece que no minó demasiado la decente de los narcotraficantes: en septiembre ya estaban preparando un segundo giro en dirección a España, según pudieron constatar los investigadores en nuevas reuniones que igualmente tuvieron división en condado franquista entre los dueños de la cocaína y El Matador. Hasta que en octubre, con todos los indicios recabados, la Policía explotó la operación.
El supuesto delirio ascendiente en caravana que simulaba El Matador fue abortado por los agentes. Su detención les llevó a la nave industrial en la que se encontraron ocultos 600 kilogramos de cocaína. Pero lo que llamó la verdadera atención de los agentes fue el cantera de armas oculto con el que contaba la estructura. Encontraron un arsenal hasta en la manguita de una pala de pádel.
Parte del cantera de combate incautado a la estructura
La bandada tenía fusiles de asalto, granadas de mano, explosivos, lanzacohetes, silenciadores, armas cortas y cartuchería “de multitud de calibres”. Las mismas fuentes policiales creen que, la mayoría, podían estar destinadas al mercado indignado. Otras, eran para la seguridad de la propia estructura.
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