Mientras el Govern enviaba el tesina de presupuestos para el 2023 al Parlament, para que inicie los preceptivos trámites tras el acuerdo con el PSC, los socialistas se arropaban con los elogios de patronales y sindicatos por un acuerdo “entre diferentes”, que “rompe piedra” y que permite “dar respuesta a las deposición sociales desde la estabilidad política”.
El líder de la concurso y del PSC, Salvador Illa, se ha reunido con los máximos dirigentes de Foment del Treball, Josep Sánchez Llibre; Pimec, Antonio Cañete; CC.OO., Camil Ros; UGT, Javier Pacheco, y del Tercer Sector, Francina Alsina. Y tras el disputa, en el Parlament, todos han celebrado que por fin se haya llegado a un acuerdo y que Catalunya pueda tener presupuestos este año, un acto de “responsabilidad política” que vienen demandando desde hace tiempo y que han valorado por el momento de crisis económica conveniente a la suscripción inflación.
Pero adicionalmente del logro socioeconómico que supone tener más medios para alterar en la reindustrialización, la sanidad o la educación, todos han coincidido en el significado político de este acuerdo. Javier Pacheco ha abundado en ello al señalar que el acuerdo “da un mensaje claro a Catalunya y a España: rompe bloques y da la posibilidad de que diferentes se pongan de acuerdo”, lo cual constituye “un mensaje político potente” para “animar la capacidad y la autonomía de Catalunya”.
Alsina coincidió en el dictamen, con una citación a los partidos reclamando que el “espíritu” de este acuerdo, que se fundamento en el “consenso y el trabajo entre diferentes”, continúe en los próximos meses. Para la presidenta del Tercer Sector, la situación “crítica” lo requiere, porque “hay que dar respuesta a las deposición sociales desde la estabilidad política”.
Las patronales pusieron en valía el pacto escaso, sobre todo en lo referente al impulso de infraestructuras que estaban en stand by desde hace abriles, como la B-40, el Hard Rock o la ampliación del aeropuerto de El Prat. Sin incautación, tanto Sánchez Llibre como Cañete han diligente para poner sobre la mesa una demanda que no contemplan las cuentas de este año pero que esperan que durante el trámite parlamentario del tesina pueda incluirse: la deducción de la fiscalidad.
Desde Foment y Pimec han reclamado “un debate” sobre la fiscalidad que los sindicatos entienden en sentido contrario. Sánchez Llibre ha lamentado que “tenemos incremento de presión fiscal”, por lo que ha abogado por acometer esta cuestión “porque no vivimos aislados del mundo”. Y Cañete ha lamentado la “fiscalidad no competitiva” de Catalunya, y que “tendremos que ponerla sobre la mesa” porque “necesita diálogo y búsqueda de consensos”.
Los sindicatos, por su parte, han señalado la penuria de hacer un debate completo sobre la fiscalidad pero teniendo en cuenta cuántos medios se necesitan, en este caso en Catalunya, para sufragar los servicios públicos y teniendo en cuenta los niveles de desigualdad y pobreza existentes. Ros ha incluido en el debate el maniquí de financiación que necesita Catalunya.
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