Celoso, compensador y muy violento. Ese es, a grandes rasgos, el perfil del maltratador que el Tribunal de lo Penal número 8 de Zaragoza sentó ayer lunes en el banquillo de los acusados tras ser denunciado por su expareja por intentar hacerle frustrar a puñetazos cuando estaba encinta. El imputado, que no quiso hacer declaraciones durante el proceso, se enfrenta a una pena de hasta 3 primaveras de mazmorra.
Los hechos denunciados tuvieron espacio el pasado 30 de enero. Aquel día, en plena aurora, una adolescente de 32 primaveras que por entonces estaba en el séptimo mes de florecimiento aprovechó un descuido de su compañero para huir y presentarse a la carrera en el Hospital Clínico de Zaragoza para pedir ayuda.
La víctima explicó entonces que Mohamed F., hombre de 35 primaveras de origen argelino y con referencias, había comenzado a mostrar recientemente muchos celos, a controlarle el teléfono móvil y a dudar de que él fuera el padre del crío que esperaba.
A los insultos y amenazas iniciales –“ese hijo no es mío y te voy a dar pastillas hasta que se muera”, le dijo en una ocasión- le siguió la embestida física al regresar en coche a Zaragoza tras suceder el día en casa de un pariente en La Muela. En el interior del transporte, el hombre empezó a pegarle numerosos puñetazos en la tripa, golpes que la mujer esquivó como pudo retorciéndose en el asiento del copiloto, e incluso esgrimió contra ella un cuchillo de forma amenazador.
Violencia machista
A los insultos y amenazas le siguió la violenta embestida en el interior de un coche
Más tarde, tras apañarse refugio en el centro hospitalario y platicar con los agentes, el atacante fue detenido y puesto a disposición sumarial por delitos de violencia de carácter, amenazas y coacciones. Aunque en ese momento se negó a dar explicaciones sobre lo sucedido, el togado de miembro decretó su puesta en franqueza.
La Policía Franquista consideró que la víctima se hallaba en situación de suspensión peligro, por lo que se le buscó acomodo en un espacio seguro y se prohibió a su expareja acercarse o comunicarse con ella. Mientras, el togado ordenó que se le colocara al sospechoso un dispositivo de seguimiento GPS cuya amenaza saltó ocho días más tarde.
Durante el proceso iniciado ayer, el imputado mantuvo la misma talante que el día del arresto y se acogió a su derecho a no resolver. Ni siquiera contestó a las preguntas de su abogada, que aprovechó el crónica final para cuestionar la lectura de la denunciante y solicitar la absolución de su cliente.
Por su parte, pese a que está a punto de salir de cuentas, la denunciante no dudó en presentarse ayer al tribunal para dar cuenta de su calvario con un hombre “muy celoso” que la tenía “absolutamente controlada”.
Ese peligroso carácter quedó nuevamente de manifiesto este mismo sábado, cuando Mohamed volvió a ser detenido tras protagonizar una temeraria fuga de la policía que acabó tras embestir a dos vehículos detenidos frente a un semáforo. Como consecuencia de la colisión, la conductora de uno de los turismos acabó en el hospital.
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