Andalucía es España (sin Madrid)

Algún día –Won’t Be Long, cantaba Aretha Franklin– habrá que reconocer que Ayuso, como el Cela que sale en La Colmena de Mario Camus, es una creadora del lengua, algún que contribuye a enriquecer el jerga territorial; en singular, la siempre incomprendida sección de los palíndromos: “Madrid es España internamente de España”. Casi puede leerse igual del derecho que del revés: “España internamente de España es…Madrid”. La unión de palin y dromos significa en ininteligible ‘retornar detrás’. Santa etimología: una de las conclusiones que arroja la campaña en Andalucía –se vio en el debate de RTVE– es que las claves del 19-J no son tales hasta que las interpretan los analistas de Madrid que, como todos sabemos, caminan un medida y medio por encima del suelo y miran el Trópico (andaluz) desde la Porta del Sole.

¿Qué sería de nosotros sin estas luminarias? Niente. En el Sur seguiríamos en las tinieblas (a pesar de la luz ambiental), como las sombras de la caverna de Platón. Regocijémonos tutti. El aberración no es nuevo. En La redención de las provincias, Ortega y Gasset lo explica: “A seis kilómetros de Madrid, la influencia cultural de Madrid termina y empieza ya, sin transición ni zona pelúcida, el labriego completo”. Los no madrileños: gentío tan inquietante como la que compartía almuerzos con Jack El Interiorista. Si Madrid es la suma de todos, lo es sobre todo por su condición aldeana. Sólo quien se cree una sinécdoque –la parte por el todo– es capaz de desmentir que existe vida (inteligente) más allá de la M-30.

El Estado autonómico no difiere del canovista: un centro proyectado alrededor de internamente gracias al masturbación mediático. En política se ve con Lady Pueblo (Olona). No vive en el Sur, igual que los tertulianos de RTVE, pero no importa. Presume de Salobreña y palabra con el demos de la primera persona del plural, como hizo ayer en Pujerra, (Málaga), por cuyo Puesto de Mando Innovador –desde aquí damos el pésame a sus responsables– pasaron, rituales y cadenciosos, igual que las cofradías en Sevilla, todos los aspirantes a San Telmo (Quirinale).

Mr. Concordia (Quemado), que navegaba en barco para apoyar a los pescadores de Fuengirola, estaba la tarde del desastre al frente del batallón del Infoca con un chaleco de superhéroe. The One & Only. La mariscal de Vox tardó un día impasible en obtener: “Nuestros mejores hombres están sobre el ámbito”. Espadas criticó en Almería al presidente por “no organizar el fuego”. Detrás suya, como los bobbing dogs que venden los chinos para adornar el salpicadero del coche, asentían, moviendo la cabecita oscilante, los sindicati. Llegó tarde.

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