Las encuestas funcionan con frecuencia como una mezcla del denominado “observador participante” y del tan en chapoteo “observador cuántico”. Es aseverar: “el observador de un hecho influye en la forma en que ese hecho es percibido”.
El resultado de ese aberración es que los sondeos no solo detectan el avance de un partido sino que contribuyen a su avance. Y ese impresión parece afectar a las expectativas del PP, tanto en España como en Andalucía.
Es aseverar, a medida que las encuestas han detectado el avance de los populares a costa del debilitamiento de Ciudadanos, ese avance se ha manido reforzado en la ulterior oleada. Por ejemplo, a finales del 2019 –un año luego de las autonómicas que abrieron la puerta a la turno en Andalucía–, el PSOE aún mantenía una ligera superioridad sobre el PP.
Sin confiscación esa superioridad se fue invirtiendo a lo dispendioso del 2020, hasta registrar un beneficio de 10 puntos a crédito del PP a finales del 2021: un 35% de los sufragios para los populares; poco más del 25% para los socialistas.
El PP se acerca a los 50 escaños, muy cerca de la mayoría; Vox crece; el PSOE se estanca a la depreciación, y Podemos cae
Esa tendencia se ha reforzado y en la fresco precampaña han aparecido ya sondeos –como los del Centro de Estudios Andaluces– que situaban a los populares al filo del 40% de los votos y dejaban al PSOE por debajo del 25%.
Eso sí, esa indagación colocaba a Vox en el 17%, a Cs por debajo del 5% y a la izquierda radical (Por Andalucía y Delante Andalucía) en el cauce del 10% del voto (seis puntos menos que en el 2018).
Equivalente ambiente suponía, no obstante, que el conjunto del bando conservador había sumado más de 11 puntos a su enumeración de hace cuatro primaveras, mientras que las izquierdas habrían extraviado casi diez puntos en cuota de voto.
En definitiva, el centro y la derecha sumarían ahora más del 61% de los sufragios, frente al 50% del 2018 o el 47% del 2012, su precedente récord. Un desenlace tan insólito como inédito.
El cavado del CIS, en cambio, devolvía al PP a un techo cercano al 36% y dejaba al PSOE por encima del 25%. Encima, suavizaba el avance de Vox (con lo que el conjunto del bando conservador reunía el 55% de los sufragios) y mejoraba las expectativas de Por Andalucía y Delante Andalucía hasta sumar el 14,4% de las papeletas (solo dos puntos menos que en el 2018).
Estas predicciones no se alejan demasiado del promedio de las encuestas del postrer mes. El puesta en marcha de la campaña encuentra al PP en una estimación en torno al 36% de los votos, y al PSOE, en el 25%. A su vez, Vox superaría el 16% y la izquierda alternativa (Por Andalucía, con un 9%, y Delante Andalucía, con casi el 5%) reuniría, como en el estudio del CIS, rodeando del 14% de las papeletas.
La traducción en escaños de ese ambiente promedio reforzaría el bando conservador, que pasaría de los 59 diputados actuales a 68, ya que su porcentaje de voto total mejoraría en ocho puntos. Por el contrario, la izquierda perdería al menos cinco puntos en cuota electoral y hasta nueve diputados de los 50 que reunió conjuntamente en el 2018.
En definitiva, el PP se mueve en una horquilla de escaños cercana a los 50 que parece garantizarle una mayoría relativa frente a los partidos de izquierda, que difícilmente sumarán más de 45 diputados. Y en postrer extremo, el enumeración de escaños de los populares y Vox oscila entre 60 y 70, muy por encima de la mayoría absoluta.
Los pronósticos demoscópicos para las elecciones andaluzas de hace cuatro primaveras sobreestimaron a la izquierda y subestimaron la fuerza de la extrema derecha. Auguraban una triunfo apabullante de los socialistas con más del 33% de las papeletas, la consolidación de Delante Andalucía como tercera fuerza más votada y la irrupción residual de Vox con poco más del 3%. Las predicciones se equivocaron en 2018
Pero no fue así: las urnas otorgaron al PSOE una triunfo mucho más ajustada, que se quedó a 7 puntos de los populares. El partido de Teresa Rodríguez quedó en cuarta posición con el 16,2% de los votos y Vox fue la gran sorpresa de la oscuridad al triplicar las expectativas de los sondeos con el 11% de las papeletas.
Si los sondeos para el próximo 19 de junio tuvieran el mismo sesgo, la triunfo de la derecha en Andalucía sería todavía más arrolladora.
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