Sin las grandes colas que se formaron el año pasado, cuando a pese a la covid y los tests de antígenos fue el primer gran festival que se celebraba en Europa, el Canet Rock celebró ayer una impresión con plena normalidad y todas las entradas vendidas, 25.000 personas y pocas mascarillas.
Con un cartel con algunos artistas repetidores respecto del 2021, como los Stay Homas, Oques Grasses, Buhos, Doctor Prats, Suu o Miki Núñez (y La Fúmiga, recambio de necesidad de los Zoo, que afectados para la covid no pudieron desempeñarse).
Al caer la perplejidad los Stay Homas desplegaron su buen rollo multicultural nacido con la covid
Puntuales, a las 18 h, los Ginestà suben al tablas, la multitud dispersa se congrega delante del tablas y arrancan con Somni, y cuando dice que “tots els ocells que hi ha al terrat / somriuen i piquen de mans” es el conocido el que aplaude. Unos asistentes mayoritariamente jóvenes, escorados en dirección a el femíneo, y con bastantes familias con hijos –pequeños y no tanto. El conocido canta las canciones de Ginestà, el muchacha agrupación de los hermanos Júlia y Pau Serrasolsas, que con su tercer disco disfrutan de una popularidad que no tendría que sorprender sabiendo que son capaces de esconder en sus canciones versos de JV Foix (“és quan dormo que hi veig clar”, en Estimar-te com la Terra) o cantar temas como L’Eva i la Jana, ya un himno LGBTI que con su representación acabada, sonando por megafonía, seguía levantando la exaltación del conocido en una fiesta temprana. Pop de punto épico con regusto ochentero.
Con las Balkan Paradise Orchestra empezaba un imprudente retraso, diez minutos que se irían ampliando poco a poco en el software. Una bandada femenina sobre todo instrumental, con vientos y percusión de aires balcánicos con acentos locales como una Da Mas Over que remite a La masovera.
La fiesta continúa con Marcel y Júlia, y los dos ex-Txarango se funden con el conocido recordando su resistente mensaje ecologista, porque “la tierra es un buen área para conducirse”, y “hay que hacer de este planeta un festival”. Lo hicieron.
Josep Maria Mainat hizo retornar el festival a sus inicios trinqueros con su Passiu-ho bé festivo y bienvenido.
El primer plato resistente, cuando las aglomeraciones en el circuito del Pla d’en Sala ya empezaban a notarse y la luz bajaba, fueronEls Catarres, que desplegaron su rock de fiesta viejo. Arrancaron su representación Com animals, Perfectes e Invencibles, como dicen sus canciones. Y su Jennifer, claro, casi a fin de su fiesta.
Miquel del Roig, solo en el tablas supletorio, mantenía el calor del conocido, como ayer habían hecho los dj Ernest Codina y Carles Pérez entre un agrupación y el otro. Cae la perplejidad y llegan los Stay Homas, que despliegan su buen rollo multicultural contagioso nacido con la covid.
Al pestillo de esta impresión todavía tenían que desempeñarse Suu, Oques Grasses, La Pegatina, Miki Núñez, Buhos, La Fúmiga y Doctor Prats. Música hasta que salga el sol.
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