El sueño de irse de vacaciones y no volver

“Los que se van, ya volverán”, dice la canción. Pero no todos. Algunos que se fueron de ocio todavía no han regresado, varios abriles a posteriori de partir. Es lo que los expertos llaman “un delirio trasformador”…

El Transformational Trevel Council define los viajes “trasformadores” como una forma de delirar con el propósito de crecer a nivel personal. Pero, en ocasiones, estas travesías vitales suponen hacer borrón y cuenta nueva con el pasado. Y, si no, que se lo pregunten a Ana Fernández Toro.

Viajar por un tiempo indeterminado conlleva una distancia de los seres queridos pero también un redescubrimiento de la propia persona

Delirar por un tiempo indeterminado conlleva una distancia de los seres queridos pero además un redescubrimiento de la propia persona

Charly Sinewan

Con 30 abriles, esta granadina solicitó una excedencia de tres meses sin sueldo, que amplió con el mes de ocio al que tenía derecho. Hoy tiene 37 abriles y la apero que dejó desocupada en una oficina de Hacienda todavía sigue soberano.

Estar un verano inacabable es el sueño de muchas personas cuando las ocio comienzan a tocar a su fin. Sin incautación, la ficción de delirar por el mundo durante meses o abriles, sin calendarios ni prisas, solo acaba haciéndose ingenuidad en un puñado de casos.

Cuando Fernández tomó las de Villadiego vivía en Barcelona, tenía una tribu maravillosa, amigos que eran un hacienda, un trabajo bueno y estable y un pavimento de primera. “¿Por qué lo hice? Supongo que porque tenía una vida muy confortable y me apetecía salir a ver qué había en el mundo”, argumenta mientras su cometa de kitesurf se toma un alivio antaño de colorear el firmamento de Tarifa (Cádiz).

Según los expertos

El delirio sin límites temporales o geográficos es "transformador" porque supone una travesía al descubrimiento de la propia persona

“Ahora mismo, estoy en un momento de transición”, dice. En breve, Fernández deberá osar si se queda a trabajar en la península o si pone rumbo a Brasil. “Me veo haciendo poco que me guste, pero todavía no sé el qué. Estoy trabajando en ello”, explica.

De momento, que le quiten lo bailao: a desidia de osar cuál será su próximo destino, esta funcionaria ha itinerario con su mochila turquesa Indonesia, Singapur, Australia, Nueva Zelanda, Vietnam, Pimiento, Bolivia, Perú, México, Cuba, Zanzíbar, Kenia, Egipto, Zimbabue, Uganda, Sudán, Etiopía, Mozambique, Filipinas, Tailandia Canadá… todo ello, siendo mujer y viajando sola.

Estos viajeros eligen diferentes medios de transporte para descubrir nuevos países, como la bicicleta o la moto por ejemplo.

Estos viajeros renuncian a la comodidad del avión y eligen medios de transporte más baratos, como la biciclo o la moto por ejemplo.

“Nunca habría pensado que acabaría haciendo poco parecido. Aprobé la examen con 25 abriles, empecé a trabajar de técnica de Hacienda y, al cumplir los 30, pensé: ¿y ahora qué? ¿casarme y tener hijos?”, rememora. “Pero, vamos, en ningún momento me imaginé que iba a tener tanto tiempo, pero conocí a una chica que había estado dos meses sola en Bali la mar de perfectamente, y como me gustaba el yoga, la meditación y el surf, pues allá que me fui”, apunta.

“Me planté en Bali aprovechando que unas amigas mías iban a estar allí cuatro o cinco días y ya desde el primer momento, me quedé con los luceros como platos al escuchar a viajeros comentar: ´pues yo ya llevo seis meses en ruta´, ´yo ahora hará un año´, y no solamente porque me parecía mucho tiempo, sino porque era parentela supernormal”, resalta. “Fue cuando pensé: ¡A mí esto porqué no me lo habían contado!”, bromea.

Una voz interior

Delirar sin planes asegura a la carestia de de poner freno a la rutina para descubrir a nuevas personas y lugares

Tras estar un mes en Bali (Indonesia), Fernández puso rumbo a Singapur, Australia y Nueva Zelanda. Allí se dio cuenta de que delirar sola no significa estar sola, sino “nominar en cada momento con quien quieres ir y por cuánto tiempo estar”. Luego decidió desplazarse a Vietnam, donde empezó a imaginarse recorriendo América... Pero había un problema: sus cuatro meses de ocio estaban a punto de finalizar. En audiencia de ello, decidió sacar en Vietnam un pasaje para Buenos Aires. “Total, que volví a España y en mi primer día de trabajo pedí una excedencia por asuntos propios para ir a Argentina”, confiesa.

El caso de Ana Fernández no es anormal. Cada año, cientos de viajeros escuchan una especie de vocecita interior que aconseja no regresar al circunstancia de los hechos. Por lo genérico, se alcahuetería de una valentía muy personal que en muchas ocasiones recuerda a la erupción de un volcán, por su carácter repentino, aunque la mayoría de veces exista un magma viscoso pugnando por ascender a la superficie.

La otra “Gran Dimisión”: ir de ocio para no retornar

Cada vez son más quienes deciden poner pies en polvorosa para escapar de trabajos que no satisfacen las expectativas vitales. Poco que resaltan los entrevistados en este reportaje, es la gran cantidad de personas de todas las edades que han hecho de delirar por el mundo una forma de vida. Dani Jiménez, por ejemplo, viaja en biciclo con una tienda de campaña y suele vestir entre 400 y 500 euros al mes. Este montante, le permite, en caso necesario, sacar algún billete en tren, barco o avión, “y pagarme dos o tres veces por semana algún hospedaje sencillito o un camping con servicios”, explica. No obstante, “para delirar de este modo, hay que ir con buena fe, instruirse algunas palabras del idioma nativo y dirigirse a la parentela con educación”, aconseja Ana Fernández. Otra de sus recomendaciones es acudir aplicaciones como Couchsurfing Travel que permiten contactar con parentela de todo el mundo que ofrece (de forma gratuita) alojamiento en su hogar. 

En cuanto a superar mosca para seguir viajando, hay varias posibilidades, desde dar clases de idiomas, hasta atraer a clientes a hostales y hoteles a cambio de cama y comida, pasando por crear contenidos en las redes sociales. Jiménez, por ejemplo, ha yeguada poco de mosca desarrollando páginas web (gracias a su condición de informático), comercializando bicicletas de alambre hechas por él mismo a cambio de donativos, comprado dulces en tiendas y revendiéndolos en las plazas mayores… Otra de sus fuentes de ingresos –indica– proviene de traspasar “a precio de amigo” su casa de Molins de Rei (Barcelona). “Delirar, como la vida, es cuestión de expectativas. Creo que el truco es mantenerlas siempre bajas y así, a la mínima que poco o cierto brilla, parecerá un diamante”, revela Ana Fernández sobre su catecismo viajero.

Poco así le sucedió a Carlos García Portal cuando en 2009 decidió desentenderse la empresa inmobiliaria de la que era socio. Tras regresar de uno de sus periplos moteros por Namibia, poco hizo clic en su persona mientras mostraba una casa de detención standing a una pareja en el intramuros de Salamanca de Madrid.

La primera valentía que tomó García Portal fue estacionar su trabajo temporalmente y, la segunda, irse a recorrer en moto durante ocho meses los 40.000 kilómetros que separan Madrid de Sidney (Australia). Desde entonces, lleva dando la envés al mundo por etapas y contándolo en un blog con el seudónimo de Charly Sinewan (es asaz popular crearse un cambio para afrontar un gran delirio, tanto para tener más pegada en las redes sociales como para poner distancias con el yo preparatorio).

García Portal lleva ocho meses viajando por el mundo solo, con la única compañía de su moto

García Portal lleva ocho meses viajando por el mundo solo, con la única compañía de su moto

Charly Sinewan

“La persona en la que me he convertido, me gusta mucho más de la que era antaño. Y esto se lo debo a esta vida, al cien por cien”, explica desde Honduras, donde se encuentra ahora. “He desencajado ganando, aunque haya podido perder tomar algunos vinos con buenos amigos, engullir en casa de mi padre y pasear por Madrid. Creo que poco más he perdido”, entiende este nómada al que siguen un millón holgado de suscriptores en su canal de You Tube.

“El principal obstáculo para nominar un tipo de vida radicalmente diferente son los miedos. Y miedos, hay varios. En mi caso, era el temor a no encontrar la forma de poder radicar viajando, de no ser capaz de difundir unos ingresos suficientes para mantenerme”, contesta. “Otros tienen miedo de los peligros del camino o de echar de menos a la tribu o de terminar quedándose solos. Todos estos miedos se pierden en el momento en que tomas la valentía de hacerlo y descubres que el propio delirio te va despejando cualquier duda que tengas”, tranquiliza García Portal.

García Portal

Aunque en los últimos abriles han aparecido diversas guías sobre cómo delirar en solitario, es habitual dejar de estarlo al asistir al mercado, despabilarse alojamiento o intentar comunicarse para comprar comida o advertir el camino correcto.

Tal vez por ello, dar el primer paso es lo más difícil. En el caso de Dani Jiménez, además conocido como Dani Ku, en cierto momento de su vida sintió el impulso de desentenderse su zona de confort y introducirse en terra ignota.

“En alguna escape que hice por Europa para examinar a colegas que estaban de Erasmus, encontré adentro de mí a un buen compañero de delirio, y creo que esto es fundamental, porque estas experiencias se suelen supeditar a delirar en compañía de cierto”, desvela ocho abriles a posteriori de recorrer 66.000 kilómetros con su bici por 41 países.

Dani Jiménez, conocido como Dani Ku, ha recorrido más de 66.000 kilómetros en bici y visitado 41 países

Dani Jiménez, conocido como Dani Ku, es uno de los referentes de este tipo de delirio gracias a sus publicaciones en las redes sociales

Dani Ku

“Por desgracia, para nominar un tipo de vida diferente muchas veces necesitamos un punto de inflexión. En mi caso, con 17 abriles tuve un cáncer en una pierna que me obligó a convivir durante un año con niños en un hospital de Barcelona, ya que yo era el veterano de la planta de pediatría”, desvela Jiménez. “Aunque parezca extraño, guardo un placentero memoria de esta experiencia pues, sin ella, a lo mejor no tendría la forma de pensar de ahora o no dispondría de herramientas para sobreponerme a las adversidades”, admite. “Mi consejo es no posponer la valentía, pues la vida puede ser un paseo más corto de lo que imaginamos”, sentencia.

He aquí otra de las piedras filosofales de quienes han convertido el delirar en una forma de vida: aparte tener sanidad, muchos de los problemas que atormentan a las personas sedentarias no suelen ser tan graves como aparentan.

Dani Jiménez

“Cuando decidí ponerme en marcha, tenía un trabajo”, comenta Jiménez. “No puedo asegurar que mi vida no me gustara, pero había poco que me empujaba a hacer poco diferente”, prosigue. “Mis amigos cada vez tenían menos tiempo para ir a la montaña o tomar un café. Siquiera les veía felices: algunos mantenían relaciones frustradas, otros trabajaban en empleos que no les satisfacían… Al final, era un entorno un poco hostil, parecido al de otras poblaciones cercanas a Barcelona, donde todo va demasiado deprisa y no hay tiempo para casi ausencia”, relata este informático de 39 abriles.

En el año 2014, con 31 abriles en el macuto, Jiménez decidió soltar agarraderas y se embarcó en un nuevo esquema dinámico. “Siempre había pensado que delirar costaba mucho mosca”, explica. Fue ahí cuando apareció la biciclo. “Soy natural de Molins de Rei (Barcelona). En el polígono El Pla, entre Molins de Rei y Sant Feliu de Llobregat, estaba la factoría Monty. Yo tenía una bici muy sencilla de esta marca que utilizaba para ir con algún amigo por la sierra de Collserola”, detalla. En ingenuidad, hasta ese momento, lo que más le gustaba era recorrer caminando las montañas de los Pirineos.

Tras viajar en solitario durante ocho años, ahora Dani Ku comparte esta aventura con Judit Viñolas

Tras delirar en solitario durante ocho abriles, ahora Dani Ku comparte esta aventura con Judit Viñolas

Dani Ku

Pregunta: ¿Cómo habría que aldabear a dejarlo todo para radicar la vida sin ataduras? ¿El infinito verano? ¿Recreo indefinidas? “No tengo una respuesta, pero, pienso que es como cambiar de muestra y cuestionar lo que nos han enseñado”, contesta Jiménez.

Delirar como un llanero solitario durante ocho abriles da para mucho. La prueba es que desde 2019 Jiménez ha dejado de desplazarse solo y ahora lo hace en compañía de Judit Viñolas. Anteriormente, este catalán además pedaleó durante un tiempo con una mexicana de la que se enamoró. Poco similar a lo que le ocurrió tiempo a posteriori con una ecuatoriana, con la que anduvo en biciclo unos meses.

Retornar a la rutina

El 63% de estos viajeros confiesa que regresar a la vida de antaño es la parte más difícil de la experiencia, según la indagación de Pablo Strubell e Itziar Marcotegui

En el caso de Judit Viñolas, “ella venía de hacer con un delirio en biciclo por Senegal con un buen amigo suyo. Eso fue a finales de 2018. Ese amigo le sugirió seguirme en Instagram. Ahí fue cuando contactamos por primera vez. Por entonces, yo estaba en la Patagonia argentina. La cuestión es que, a posteriori de permutar mensajes, le dije que, si se venía, podríamos compartir delirio. Pero lo que tenían que activo sido solamente unos cuantos días, ha resultado ser mucho más”, sonríe.

Dani Ku, Charly Sinewan y Ana Fernández se han convertido en una remisión para quienes sueñan con romper el billete de envés que conduce al síndrome post-vacacional, gracias a sus publicaciones en las redes sociales.

Dani Ku y Judit Viñolas se conocieron gracias a las redes sociales mientras cada uno realizaba su viaje en partes distintas del mundo

Dani Ku y Judit Viñolas se conocieron gracias a las redes sociales mientras cada uno realizaba su delirio en partes distintas del mundo

Dani Ku

Ciento treinta y una de estas historias de vida están condensadas en “El manual de los grandes viajes” (Geoplaneta), obra de Pablo Strubell e Itziar Marcotegui. Incluso estos dos trotamundos decidieron cambiar un trabajo soso y una vida previsible por otra más incierta y estimulante. Fue en 2010 cuando uno y otro hicieron un parón sindical que aprovecharon para recorrer África durante doce meses, de lugar a rabo, en transportes públicos. Desde entonces, organizan en diferentes ciudades españolas las Jornadas de los Grandes Viajes para dar voz a aquellos que dejaron de poner como excusa el trabajo, la tribu, los hijos, la hipoteca, la seguridad o el futuro para dar un sorpresa de timón a sus vidas. Según la indagación que Itziar y Strubell realizan a los viajeros que toman la valentía de ir a ver mundo, un 63% confiesa que mucho más difícil que romper con todo y del delirio en sí, es regresar y adaptarse al mundo que un día se dejó detrás.

Itziar Marcotegui 

“Cuando cumplí los 30 abriles, el estrés sindical me hizo darme cuenta de que no era oportuno”, reconoce Strubell. “Llegaba muerto al fin de semana, reponía fuerzas y volvía a currar el lunes posterior”, indica este economista. “Pero llegó un momento en el que esta situación se me hizo insostenible y decidí hacer un parón, dejar el trabajo, mi ciudad y despedirme de mi tribu y amigos por una temporada”, cuenta mientras sorbe un café en una terraza del Ensanche barcelonés, aprovechando una escape desde Madrid para promocionar la novena estampación de las Jornadas de los Grandes Viajes.

Sentada a su costado está Itziar Marcotegui, su compañera de fatigas. Tras licenciarse en Psicología, esta madrileña montó una empresa con su hermana y unas amigas que, por otra parte de proporcionarle experiencia sindical, desembocó en una propuesta de trabajo en una consultora de la que acabó siendo directora de proyectos, socia y responsable de la oficina de Madrid. “Pero a posteriori de más de una período, sentía que el mes de ocio al año no colmaba mis ganas de delirar”, reconoce. Fue entonces cuando se encontró con Pablo Strubell, que venía de realizar durante ocho meses la Ruta de la Seda.

Pablo Strubell e Itziar Marcotegui en La Palma en noviembre de 2021

Pablo Strubell e Itziar Marcotegui en La Palma en noviembre de 2021

Pablo Strubell e Itziar Marcotegui

“Pablo era la prueba en carne y hueso de que mi ficción de delirar sin tener que retornar el día 31 de agosto podía convertirse podía hacerse ingenuidad”, explica Marcotegui.

Desde que decidieron unir sus pasos, la cojín de datos de estas dos almas errantes contiene más de 700 ejemplos de hombres y mujeres de la península e islas que han favorito ir dando tumbos por el mundo, en circunstancia de la sota, heroína y rey de la rutina.

Post a Comment

Artículo Anterior Artículo Siguiente