Pieter Bruegel el Arcaico (1525/30-1568) era un hombre sabio, tranquilo y discreto, pero le gustaba utilizarse bromas, asustar a sus aprendices con cuentos de fantasmas o vestirse de campesino para colarse en bodas, según relató su amigo y primer biógrafo, Carel van Mander ("el Vasari holandés"), que explica que llegó a ser apodado como Pieter den Drol (Pedro el Bufón). "En compañía de Franckert [un comerciante], a Bruegel le gustaba pasarse a los campesinos, en las bodas o ferias. Los dos hombres se vestían como los campesinos, e incluso como los demás invitados llevaban regalos, y se comportaban como si pertenecieran a la clan o pertenecían al círculo de uno u otro de los esposos. Le encantaba observar sus costumbres, sus modales en la mesa, bailes, juegos, formas de cortejo, y todas las bufonadas que podían ofrecer, y que el pintor supo reproducir, con gran sensibilidad y humor", relata el asimismo pintor e historiador del arte.
Bruegel el Arcaico no concibió sus pinturas costumbristas para consumo de los campesinos, sino para las élites, pero extrajo buena parte de su energía creativa de la civilización de los pobres, de los borrachos y los mendigos. Des sus fiestas, costumbres y fantasías. Sin idealizarlas, nombrando las cosas por su nombre. En Los proverbios flamencos, óleo sobre tabla que forma parte de la Gemäldegalerie de Berlín, vemos hombres y mujeres del campo realizando aparentemente tareas cotidianas. Encienden velas para el diablo, llenan un pozo en el que se ha agobiado un ternero, amasan pan o dan de engullir a los cerdos. Pero si miramos aceptablemente descubrimos que en verdad se prostitución de extrañas. Un hombre lleva la luz del día interiormente de una cesta, otro campanilla cerdos, otro más atrapa una anguila por la nalgas y una mujer cubre con una capa cerúleo a su marido cornudo... ¿Y qué hacen esas tartas en el tejado?
Bruegel escondió en el cuadro más de 120 proverbios no tanto para ilustrarlos como para componer un retrato de la absurdidad, la maldad, la demencia y la estupidez humana. Asimismo titulado La capa cerúleo y El mundo al revés, el pintor incita al espectador a adivinar los mensajes escondidos, algunos de los cuales todavía forman parte del uso popular y otros ya desvanecidos, cuya formulación varía según los diferentes idiomas.
En 'La capa cerúleo'. título llamativo del cuadro, una mujer de rojo viste con esta prenda a su marido, lo que significa que está poniéndole los cuernos
Darse cabezazos contra la tabique: estar muy enfadado por favor fracasado o por no favor sabido beneficiarse una oportunidad. Asimismo se interpreta como perder el tiempo en una tarea irrealizable
Cagarse en el mundo: el desprecio cerca de todo
Uno campanilla ovejas, otro, cerdos: Unos nacen con fortuna y otros nacen estrellados
Ser capaz incluso de atar al diablo a una almohada: la obstinación supera todo
Ser un mordedor de pilares: ser un farsante, un hipócrita religioso
Un pie calzado y otro descalzo: lo fundamental es el firmeza
Ponerle el cascabel al minino: enfrentarse a una determinada situación que resulta difícil, peligrosa o muy comprometida
Aquí no se fríe el arenque: las cosas no marchan según lo planeado
Casarse bajo el palo de la escoba: conducirse juntos sin casarse
Tener dolor de muelas detrás de las orejas: fingir estar enfermo
Afeitar a un tonto sin espuma: engañar a algún
Tocar en la picota: acentuar la atención sobre los actos vergonzosos de algún
El que come fuego, caga chispas: toda obra tiene sus consecuencias
Tender la capa según sopla el derrota: comportarse por conveniencia
Limpiarse el culo en la puerta: tratar las cosas con levedad
El pez ilustre se come al pequeño: los poderosos abusan de los débiles
Cagar por el mismo agujero: ser inseparables
Caer del cabestro sobre el trasero de un imbécil: ir de mal a peor
Sufrir fuego en una mano y agua en la otra: tener una doble cara
Ponerle una vela al diablo: adular a todo el mundo
Tener el mundo girando sobre tu pulgar: poseer todas las ventajas
Tener lugar a duras penas de una hogaza a la otra: demorar con dificultades a final de mes
Sufrir el día en cestas: perder el tiempo
Arrojar rosas a los cerdos: malgastar esfuerzos en poco que no lo merece
¿Quién sabe por qué los gansos van descalzos?: existe una razón para todo
Querer matar dos moscas de un salida: ser demasiado arribista
Caer a través del cesto: ser descubierto
Tener que agacharse para triunfar en el mundo: para tener éxito uno debe estar dispuesto a hacer sacrificios
Satisfacer el pozo a posteriori de que el ternero se ha agobiado: tomar medidas solo a posteriori del desastre
Sujetar una anguila por la nalgas: emprender una tarea difícil
Confesarse delante el diablo: revelar secretos al enemigo
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