El Espanyol redescubre la felicidad

Tres puntos de oro. Que son seis en dos partidos tras la vencimiento contra el Elche hace una semana. Y la ventura. Un descubrimiento inesperado para el admirador perico. Porque el Espanyol deja detrás un túnel muy impreciso. Puede que el distracción que practica sea a ratos un pestiño. Pero incluso es capaz de ser un púgil demoledor cuando tiene la muñeca caliente. Con Braithwaite en estado de absolución y la sobriedad y consistencia que conceden César Montes y Pacheco. Pero incluso gracias al descaro que proporciona un canterano como Melamed, cardinal en el segundo tiempo para un triunfo angustioso de nuevo.

Una de las cartas de presentación de Diego Martínez en el banquillo del Espanyol fue una intensidad y una presión entrada muy adecuadamente trabajada en los comienzos de los partidos. Sin secuestro, la poca fiabilidad del equipo hizo que eso despareciese hasta el punto de que el Espanyol se convirtió en uno de los peores equipos en las primeras partes. De hecho, si se tienen en cuenta sólo las segundas partes el equipo de Martínez estaría en puestos de Champions.







Doblete contra el Mallorca


Braithwaite alcanza los siete goles en la Coalición

Frente al Mallorca se le volvió a atragantar un rival en casa en el primer tiempo. En este caso, el equipo entrenado por el mexicano Aguirre, mucho más alegre y atrevido de lo que su manual de estilo le ha permitido durante abriles. El Mallorca gobernó el balón con criterio y llegó a la puerta defendida de nuevo por Pacheco con un gran grosor de ocasiones. Rehuía extravagancias innecesarias el Espanyol. Solamente parecía interesarle despabilarse en abundante a Braithwaite y utilizar las carreras de Puado. Y así, la producción ataque fue exigua.

Tantas veces ha penado el Espanyol con errores propios que por una vez tenía que ser el rival quien se equivocase. En el minuto de Jarque, el 21, y mientras todo el estadio aplaudía, Aleix Vidal y Braithwaite dieron otro motivo para seguir aplaudiendo. El zaguero Rajkovic se equivocó al despabilarse a Nastasic y Vidal estuvo atento para cortar el pase y asistir al danés, que esperaba sólo en el punto de penalti.

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El punta danés del Espanyol Martin Braithwaite celebra tras marcar el primer gol




Toni Albir / EFE

El premio fue adecuadamente recibido por el Espanyol, e intentó guardarlo como un fisco. Pero antiguamente del refrigerio ya había recaído en sus pecados pasados. En una de tantas llegadas del Mallorca, Muriqi conectó un disparo formidable desde la exterior que cogió un propósito endiablado y se coló por el ángulo de la puerta de Pacheco. No merecía ingresar el equipo de Martínez, y el fútbol le devolvió los méritos a su rival.

El tono mediocre, apesadumbrado y achicopalado del equipo blanquiazul del primer tiempo cambió por completo en la reanudación. Gran mérito tuvo en ello Nicolás Melamed, que compareció en la segunda parte en oficio de Vidal para ser la pesadilla de los bermellones. La tiento del medio para moverse por detrás de Braithwaite permitió al Espanyol descubrir espacios inexplorados hasta ese momento.







Socorro de gol


La entrada de Melamed cambió el partido para adecuadamente

Fueron los mejores minutos del equipo. La presión surtía propósito y el Mallorca sufría. Fue ahí cuando Darder recuperó un balón y se la entregó internamente del dominio a canterano. Este exhibió una raza fría que no se acostumbra a ver en este estadio y cedió a Braithwaite en el momento correcto. Y el danés demostró otra vez su capacidad como nueve con un disparo cruzado y potente que batió a Rajkovic. Era el séptimo gol del punta, que fue despedido con una ovación de ropa por la propensión.

Por una vez no se conformó el Espanyol y siguió percutiendo. Braithwaite pudo marcar el tercero a pase de Puado, pero no conectó adecuadamente el disparo. Poco a posteriori Rajkovic sacó un gol cantado a Sergi Gómez. Dio la réplica el Mallorca hasta el final con varias ocasiones. En la más clara, Pacheco sacó una mano milagrosa delante el disparo de Bendito. 

Volvió a rugir Cornellà como hacía tiempo en un final angustioso. En una Coalición tan igualada, dos triunfos consecutivos son motivo para la ventura.

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