Fue atendido en el hospital hasta en dos ocasiones y en los dos casos los médicos lo enviaron a casa con tratamientos a saco de paracetamol e ibuprofeno. Diagnosis: “Enfriamiento causada por virus de la resfriado no identificados, con otras manifestaciones” e "infección vírica no especificada". Es el cuadro clínico de Daniel, un mozo de 15 abriles que falleció cinco días más tarde de su primera recepción a emergencias. Las causas: una pericarditis purulenta que nadie detectó. Porque no le realizaron ninguna prueba médica. Ahora el ICS se ha avenido a indemnizar a la clan.
Los hechos los ha legado a conocer la asociación el Defensor del Paciente, a través del acuerdo apurado entre el ICS y la clan del último fallecido y que ha homologado el Supremo de 1ª Instancia nº 49 de Barcelona. Un acuerdo cuya cuantía no ha trascendido "porque para ellos lo efectivamente importante es que se conozca que si se le hubiera realizado algún tipo de prueba diagnóstica hoy estaría vivo", explica Carmen Flores, presidenta del entidad.
Cinco días de angustia
La secuencia de los hechos comienza el 20 de diciembre del 2018 cuando la matriz de Daniel lo llevó a su médico de lugar de honor porque presentaba dolor de estrechamiento y de estómago, acompañado de dolor muscular generalizado y progresivo, con basca, vómitos y mucosidad. En esa recepción se le pautó paracetamol. Al día posterior el chaval empeoró y se agravó su vigor con dolor de espalda, dificultad respiratoria, rigidez de cuello y brazos y otros síntomas, por lo que acudió por primera vez al hospital. Allí, "nada más se le tomó la temperatura y el peso, sin tomar más constantes y siquiera se le realizó prueba diagnóstica alguna". Se le dio el reincorporación con el diagnosis de “resfriado causada por virus de la resfriado no identificados, con otras manifestaciones”, y se le pautó tratamiento con Ibuprofeno. Al día posterior los padres llamaron hasta en dos dos ocasiones al SEM porque Daniel vomitaba todo lo que tomaba.
Una Navidad con trágico desenlace
El lunes de Nochebuena, acudieron de nuevo a urgencias del mismo hospital: de nuevo, ninguna prueba. Pero ese día se le dio el reincorporación con el diagnosis de “infección vírica no especificada”. Tan sólo 15 horas luego, Daniel sufrió un colapso con pérdida de conciencia y parada cardiorrespiratoria en su domicilio, donde desgraciadamente falleció.
La necroscopía determinó que la asesinato se debió a una insuficiencia cardíaca aguda provocada por un “taponamiento cardíaco” secundario a “pericarditis purulenta”. A Daniel se le extrajo hasta medio litro de saldo purulento, que le provocó la asesinato, a pesar de que horas antaño se le dio el reincorporación hospitalaria con diagnosis de infección vírica no especificada.
La clan del último interpuso una demanda de petición por la reservado pérdida sufrida, tramitada por la abogada de los servicios jurídicos de la asociación El Defensor del Paciente. "Estamos en presencia de un fallecimiento que se podría acontecer evitado, de haberse desplegado la actividad médica necesaria. Sin requisa, los facultativos que le atendieron se obstinaron en un diagnosis amañado que no se sostenía en prueba diagnóstica alguna", comentan desde la asociación.
Prosperidad de los protocolos actuales
Rosa, matriz de Daniel dirigió una carta al centro hospitalario que atendió a su hijo y que le contestó, según la asociación, el 26 de marzo del 2019. En dicha respuesta el hospital aseguraba, tras lo ocurrido, acontecer emprendido acciones de progreso, de revisar los protocolos de atención en Urgencias, así como formar a los nuevos profesionales sobre las posibles y graves consecuencias de las enfermedades comunes”.
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